Introduction
Aunque la identidad constituye una amplia noción, que no deja de suscitar las inquietudes de historiadores, sociólogos y hasta filósofos, para nuestro estudio, vamos a abordarla desde su acepción más sencilla, que según el diccionario de lengua española de la Real Academia, se entiende por el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una colectividad, que los caracterizan frente a los demás (RAE, 2001, p.1245).
En cuanto a Andalucía, los rasgos particulares tanto individuales como colectivos que los diferencian de los demás “españoles” son muchos; particularidades que se derivan de varias culturas. En este artículo, nuestro objetivo será destacar algunas de esas particularidades identitarias andaluzas provenientes del periodo andalusí, así el estudio abarcará las manifestaciones, mencionadas.
Para lograr nuestro objetivo hemos planteado como problemática principal, la siguiente, ¿Cómo está reflejada la dimensión andalusí en la cultura andaluza?
De la cual derivan varios interrogantes secundarios.
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¿Cómo pudo sobrevivir la cultura andalusí hasta la actualidad?
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¿Hay interés de parte de la élite andaluza contemporánea por el legado cultural andaluz en las diferentes manifestaciones en la región?
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¿Contribuye el elemento andalusí en la particularidad y diferenciación de la comunidad andaluza con respecto al resto peninsular?
1.Al Ándalus y la historiografía española
La historia de España en general y la influencia del hispanismo musulmán en la identidad española, ha sido objeto de muchos estudios de investigación, acaparando el interés de reconocidos investigadores, historiadores y eruditos españoles, entre los más destacados que buscaron interpretaciones acertadas de la influencia de los antiguos pobladores en la personalidad de España, y sobre todo los musulmanes; citamos al escritor de la obra « España, un enigma histórico » Sánchez Albornoz (1956)- su apellido es de origen árabe- el cual niega la influencia o la intervención del elemento musulmán en la identidad española, afirmando que el español estaba ya latente en los pueblos prerromanos que se asentaron en la Península, menospreciando así el impacto del hispanismo musulmán.
Otro gran historiador, Américo Castro insiste sobre el papel primordial de los ocho siglos de la presencia musulmana en la formación de la identidad española. Entre sus obras que tratan este tema es « España en su historia, cristianos, moros, y judíos », Según él, dicha presencia habría configurado el carácter diferenciador de lo español.
Inspirándose en ellos nos despierta la atención arrojar luz, sobre la comunidad de Andalucía, sede y capital del imperio musulmán en España, donde la región protagonizó acontecimientos históricos relevantes tanto en el Oriente como en el Occidente, convirtiéndose en la bugía que eliminó la oscuridad medieval.
2. El impacto de la cultura andalusí en Andalucía
2.1. El impacto andalusí en la indumentaria y el baile andaluces
De todos los pueblos que se establecieron a lo largo de la historia en Andalucía, el periodo de al Ándalus es el que ha dejado el más importante legado cultural, por lo que andaluz y andalusí tienen una relación estrecha (Garcés, & Vicente, 2013, p.34).
Herrera M. L. (1984), en su obra titulada “Trajes y bailes de España”, en la cual destaca las características, particularidades y peculiaridades de cada región; las cuales ponen de manifiesto una identidad propia, que se ve reflejada en la manera de bailar y vestir
El estudio de los atuendos y bailes de la comunidad de Andalucía acaparó gran parte de la atención de esta autora; tanto por su riqueza, como por su belleza y misterio; según ella, estos se vieron influenciados por el modo de vestir y bailar musulmán, que los andaluces aún conservan algunas de aquellas costumbres; especialmente, el uso de prendas femeninas como el mantón en Mojácar (Almería), y el chal para cubrir una parte de la cara, de forma similar de las musulmanas, también hace referencia al uso de pañuelos, que utilizan las andaluzas con mucha coquetería, y que es comportamiento particular que las caracteriza de las otras regiones.
Y como reminiscencia musulmana, anotaremos el uso del mantón echado sobre la cara, con el que se cubren en Mojácar las mujeres de cierta edad cuando se tropiezan con un hombre por la calle: adelantan el extremo de su chal sobre una parte de la cara, a la manera del llamado en nuestro siglo de oro “manto de medio ojo” con que se cubrían nuestras mujeres buscando el anonimato y por lo que fueron tan denostadas por los poetas de la época. Las jóvenes, siguiendo este indudable atavismo musulmán y quizá también por razones de coquetería, suelen poner graciosamente por delante de a cara uno de los picos del pañuelo que llevan en la cabeza para paliar los rayos del sol, y sobre el que apoyan el rodete del cántaro cuando van a la fuente del lugar a buscar agua”( Herrera Escudera, 1984, p.141).
Rodríguez Ramos (2021) asegura que la mayoría de las danzas y canciones tienen un origen andalusí, que fueron custodiadas por los moriscos, tal es el caso de Leylas, Zambras, Olés, Jaleos, moriscas, Paños Morunos, Jácaras y Zarabandas. Cantos y bailes que llevan la musicalidad andalusí, y los que tanto los moriscos como otros pueblos errantes en la Península custodiaban y cantaban.
El crisol de estas danzas y canciones formadas por lo morisco, lo gitano, y lo negro forjaron un triangulo, que dio origen al Flamenco, un baile y música inmortales, porque está lleno de vida. Y fue, es y será el corazón latente de sus portadores rotos. (p.79)
2.2. la supervivencia de los hábitos andalusíes en Andalucía
La profesora Cabrera Serrano (2010), en su tesis doctoral que lleva como título “Identidades culturales y nacionalismos en la España de hoy: el misterioso caso del nacionalismo andaluz”, aborda el tema de los pilares fundamentales del nacionalismo andaluz, entre los cuales señala el componente árabe, que según su criterio es uno de los factores decisivos en la identidad cultural andaluza “el componente árabe de la cultura andaluza sería otro de los criterios definitorios de su identidad cultural”, asimismo expone que el impacto andalusí en el nacionalismo andaluz vacila entre los partidarios y defensores de la teoría de que Andalucía es el resultado del crisol de pueblos como romanos, visigodos, y cristianos; frente el planteamiento que reconoce el papel andalusí, y que lucha para la recuperación del legado musulmán destruido por la Reconquista (pp. 24,25) .
La herencia musulmana en las manifestaciones culturales y artísticas se halla bien latente en el modo de vivir en España, y particularmente en Andalucía. No solamente los historiadores españoles corroboran esta tesis, sino también, los historiadores extranjeros, Pierre (2010) en su estudio sobre la historia medieval de España, afirma:
Sería imposible que no quedase nada de este episodio tan brillante, y tan prolongado, del pasado español. Así, se ha podido insistir en los elementos árabes de artes populares aún existentes (tapicería, cerámica), de la música, en los rasgos de las costumbres familiares, en el temperamento o en la religión del pueblo andaluz. (p.15).
La afirmación de este notable historiador concuerda con la de otros historiadores sobre la supervivencia de influencia musulmana en todos los ámbitos. Hay costumbres tan arraigadas en el arte, la música, y la vestimenta, especialmente en Andalucía que hoy día siguen siendo motivo de estudio e investigación.
Tesis que afirma el periodista y activista andaluz Rodríguez (2008) cuando habla de sus orígenes musulmanes. Relata que al visitar la mezquita de Agadez de Niger, (él no es musulmán), imitó a quienes hacían la ablución o purificación que hacen los musulmanes antes de rezar (enjuague de la boca, lavado de la nariz y tobillos).
Sin embargo, al ir observando la forma de hacerlo recordó que, en su niñez, sus abuelos maternos y paternos hacían ese ritual de pureza. También observó que lo hacía su propio padre y los jornaleros, albañiles, y artesanos que conoció en su municipio de Almodóvar del Río, en Córdoba.
Lo que el periodista pudo observar en esta visita es la estrecha relación que existe entre las características y costumbres andaluzas con la cultura musulmana, la cual sigue arraigada en muchos aspectos en la vida cotidiana de los habitantes de dicha comunidad.
2.3. El flamenco como herencia andalusí en Andalucía
2.3.1. Los orígenes del flamenco
Blas Infante1 además de sus producciones y planteamientos de índole política y social, sobre los problemas que atravesaba Andalucía, y que obstaculizaban su modernización; emprendió un proyecto de investigación sobre el origen de la cultura andaluza, arraigada en las culturas de los pueblos que habitaron la zona; indagó por ejemplo el origen del flamenco y cante jondo, escribiendo una obra, sobre el origen y la evolución de los cuales.
Convencido que las expresiones flamencas y jondas son el resultado de una profunda transformación y necesidad en el estado de los sentimientos y conciencia del ser andaluz, una necesidad que corresponde a un particular estado que atravesó dicho pueblo (Infante, 2010, p.18). Estado caracterizado por la tristeza, soledad y frustraciones agitadoras del ser andaluz (Infante, 2010, p.19).
El flamenco surgió y evolucionó en Andalucía, dicha región. Desde la Reconquista fue la región donde su gente (morisca, judía y gitana) fue humillada, despreciada y perseguida; estas humillaciones, maltrato y dolor fueron expresados mediante el Flamenco, en el cual pudieron reflejar su desgracia. En este sentido el poeta y flamencólogo español Felix Grande (2008) escribe:
Alguna vez he dicho que el cante flamenco es la canción- protesta más enraizada, más escalofriante y más conmovedora de la historia de España. Ya vemos que, en el subsuelo social de la prehistoria de esta música, han sufrido durante siglos multitud de moriscos y judíos, todas las familias gitanas y multitudes de españoles en general (y en particular, los andaluces: desde la Reconquista, Andalucía ha sido más humillada aún que otras regiones españolas. El inmenso verdugo del fanatismo religioso y la imperturbable del Poder han ido amontonando en el interior de una múltiple y mestiza conciencia desdichada un bárbaro cargamento de turbulencia emocional y memoria ensangrentada. Esa emoción expresada y esa memoria insomne empujaron, en busca de expresión […] (p.21).
El estudio del origen del flamenco generó una larga bibliografía, sin embargo, en la mayoría de los casos, se lo atribuyen a los moriscos, puesto que, el origen de las modulaciones y melismas propias del flamenco se encuentran en los cantos monocordes islámicos, no obstante, muchos atribuyen su creación a los gitanos (Guía del flamenco de Andalucía, p.16)
En cuanto al origen del término flamenco, aunque haya muchas interpretaciones, la teoría de Infante se considera la más acertada, donde afirma que flamenco, se deriva del árabe, “Felah-mengus” que significa campesino errante (Guía del flamenco, p.18)
Tal es el caso del villancico, un canto tradicional y popular cantado en Navidad, y cultivado notablemente en Cádiz y Granada, y que se deriva de las composiciones de la música de la época de al Ándalus; esta composición musical está influenciada por la Moaxaja2 y el Zéjel3 (Rubio Ferreres y Estreda Diaz, 2007, p.175)
Asimismo, en cuanto a la música religiosa flamenca Saeta. Está inspirada en los ritmos de los llamamientos de los almuédanos a la oración en las mezquitas de Córdoba, Granada y Málaga. (Rubio Ferreres y Estreda Díaz, 2007, pp .181 y 182)
Rodríguez (2021) considera a los andalusíes como sus antepasados, y al baile flamenco como una forma de conservar la identidad andalusí, como una forma de supervivencia; dicha identidad que no dejan de demostrar las mujeres y los hombres de hoy, haciendo “un espasmo de la memoria” ( p.15).
Él clasifica a los pueblos que estaban obligados a dejar su cultura e identidad, en los que optaron por preservarla íntegramente, cuyo destino era la muerte lenta; y en los que eligieron sobrevivir, pagando el alto precio de llevar a las catacumbas del olvido su identidad. En el caso de los andalusíes optaron por otra “ecuación” complicada, la de existir sin dejar su identidad. Es decir, usaron de su identidad como un salvavidas para sobrevivir ( Rodríguez, 2021, p.16).
Con respecto al dolor y la pena que surge del alma y la garganta del cantante del Flamenco, son la interpretación del dolor de los andalusíes, los cuales sufrieron un choque brutal y violento, que hoy todavía les duele, y que está manifestado en la voz adolorida del cantaor de flamenco.
Rodríguez, se remonta en la historia para destacar las causas de este dolor, tales como, la privación del uso de la lengua de los vencidos, o sea el árabe, con la cual estaban denominados sus nombres; asimismo, la prohibición de rezar, o sea confesar el islam, ya que estaban obligados a hacerlo a escondidas, esto entre otras causas (Rodríguez, 2021, p.20).
Aquí el historiador explica el gran sufrimiento de los andalusíes, que se vieron obligados a dejar todo lo que les pertenecía, y les identificaba: su identidad, sus costumbres, sus creencias y su ser. Sufrimiento que se vio reflejado en su garganta durante siglos, y que perdura hasta hoy, sirviendo al pueblo andaluz como memoria colectiva.
Por otra parte, el reconocimiento del arraigo del patrimonio andalusí en Andalucía en los planteamientos del autor es evidente, prueba de esto, es que repite una y otra vez, los acontecimientos de este periodo, sobre todo, destaca la crueldad que sufrieron los andalusíes, habitantes de su tierra, tanto judíos como musulmanes, mediante la ciega y sistemática pureza de sangre llevada a cabo por los vencedores.
Relata con amargura como de la noche a la mañana, los andalusíes musulmanes y judíos tuvieron que enterrar u ocultar su cultura y costumbres, y convertirse a una nueva religión, y luego fueron sellados despectivamente moriscos y marranos, respectivamente. (Rodríguez, 2021, p.28).
Entre centenares de los elementos andalusíes arraigados en la cultura andaluza actual, menciona la canción donde están las llaves4, y que según el historiador se refiere a los desterrados andalusíes que llevaron consigo las llaves de sus casas, esperando regresar un día al regazo de su hogar y sus tierras. También explica que tras esta canción infantil hay una gran historia de melancolía dolorosa (Rodríguez, 2021, p.29).
Mientras, sobre el quejío Flamenco afirma que es el grito adolorido que sobrevive hasta ahora, y que sale de lo más hondo del corazón de un pueblo que fue desarraigado de sus raíces. Declara:
El quejío Flamenco condensa ambos traumas: el de quienes lo perdieron todo con tal de no abandonar su tierra; y el de quienes abandonaron su tierra con tal de no perderlo todo. Pero el grito se quedó aquí. Por eso se canta en andaluz. Clavado en los tuétanos del pueblo que no abdicó de sus raíces, a pesar de la persecución e intento de exterminio (Rodríguez, 2021, p.29)
Y continúa diciendo:
Les quitaron sus casas, sus tierras, su dinero. Aceptaron malvivir en chozas y cuervas. Cambiaron sus sedes por harapos. Sus nombres. Su lengua. Pero no perdieron la memoria. Y el inmenso dolor de la nostalgia se metabolizó en un grito desgarrador que conmueve los cimientos del alma. Se hizo Flamenco (Rodríguez, 2021, p.29).
2.3.2. La influencia árabe
2.3.2.1. la influencia del idioma árabe en el lenguaje flamenco
En cuanto a la herencia lingüística árabe en el flamenco, existe una variedad de vocablos que utilizaron los cantantes, y que siguen siendo vigentes.
Debido a la prohibición del uso del idioma árabe, los flamencas incapaces de dejar de usarlo, lo que hicieron fue hacer refugiarse algunas palabras en el romance castellano, de una forma fonética extraordinariamente parecida al árabe, como de Soleá5 y Martinete6; otros términos propiamente flamencos, y pertenecientes al árabe, sobre todo de raíz mística, que no encontraron refugio en el castellano, guardan su sonido como Farruca7, Siguiriya8, que el pie de la página, explicamos su significado en la terminología árabe.
Asimismo, hay muchos términos flamencos etimológicamente provenientes del árabe y que corroboran la tesis de las raíces andalusíes de este arte, tan significante, cuya sede ha sido siempre Andalucía, y de los cuales citamos los siguientes: Caña9, Saeta10, Leyla11, entre otros. (Rodríguez, 2021, p.30).
Rodríguez (2021) termina su capítulo con un lamento del proyecto cristiano de aculturación que sufrieron los andaluces, y de su condenación al analfabetismo y de ocultar la realidad de cómo se forjó el andaluz actual, con su carácter y tradiciones, con un dialecto peculiar y diferente. Afirmando que proceso de sacar el árabe de su lengua, no significó desgarrar su sonido de la garganta y de la memoria. Declara: “Nos condenaron al analfabetismo de nuestra propia cultura. A no entender que significa lo que decimos, ni por qué hablamos como hablamos. “Nos sacaron el árabe andalusí de la cabeza, pero no sus palabras ni su sonido de la garganta”. (p.30)
Hablar del Flamenco, requiere muchos volúmenes por su gran misterio, riqueza e importancia en España, y particularmente en Andalucía. Por esto, no basta este espacio tan limitado para profundizar en ello, por lo que, nos satisfacemos con esta aproximación de su interrelación con la cultura andalusí, que sigue vigente hasta hoy día.
Por esto cerramos este punto del Flamenco y la herencia andalusí sobre ello, con este fragmento, donde se destaca el papel de los moriscos andalusíes en su grabación en la memoria identitaria de Andalucía, y que lo mantuvo encendido a pesar de los vientos devastadores de la Inquisición.
El flamenco refleja el dolor, no solamente, de los moriscos, sino también de los gitanos y negros, víctimas de la barbarie cristiana; dolor que ha quedado reflejado en la creación de un arte peculiar, rico, en tradiciones y costumbres, y lleno de pasiones y nostalgia.
Las ascuas de Al Ándalus prendieron el fuego fatuo del Flamenco. Durante los cien años de soledad que median entre la expulsión de los judíos y los moriscos, cuatro fueron los tizones que mantuvieron el brasero encendido: el <<ay>> de las duquelas y fatigas de los flamencos; el <<Ole>> del nombre de Dios al siguieron rezando; la lengua andaluza que forjaron para sobrevivir y cantar sus heridas; y una memoria rebelde que viaja sobre el tiempo lo mismo que un velero.
Después siguieron otros cien años de desolación. De una desolación con hielo. De una dureza inhumana. Moriscos, marranos, negros y gitanos, fueron maltratados como <<perros judíos>>: el perro, animal maldito del islam; el judío, animal maldito del catolicismo. (Rodríguez, 2021, p.75).
2.3.2.2. La dimensión árabe en el dialecto andaluz
La supervivencia de la cultura andalusí, y de sus creadores provenientes de países afros-asiáticos musulmanes, es también omnipresente en el dialecto y acento andaluz, y llega a extender hasta otras zonas en la Península, puesto que, por ejemplo, en la provincia de Badajoz en Extremadura, y en Ciudad Real, se predomina los sonidos guturales y silbantes, caracterizados por sus jotas y haches, aspiradas, y el ceceo, que tienen la misma entonación del árabe clásico.
Mientras en las zonas andaluzas, en el habla cordobés se caracteriza por el acento reposado y solemne, tan parecido de los caballeros beduinos de la Arabia, esto porque, es donde provienen los antiguos cordobeses.
En cuanto a Granada y su acento suave, delicado, y a veces con tono ronco, tiene semejanza al de Damasco. Mientras a Sevilla, se habla de la misma forma inquieta y rápida de Marruecos. Y por último en las zonas de Linares y Andújar en la ciudad de Jaén, tienen el mismo modo de hablar de los egipcios, con su acento arrastrado (Gil Benhumeya,1953, p.90)
Aquí, se puede decir, que hasta el acento andaluz actual de las diferentes ciudades de Andalucía tiene una importante influencia de los dialectos árabes, extendidos en los diferentes países árabes afro-asiáticos, que conquistaron España. Cada región en Andalucía, tiene caracteres del dialecto del país con más pobladores que asentaron en ella.
3. Paradojas historiográficas sobre el impacto andalusí sobre Andalucía
El historiador Claudio Sánchez albornoz12, desde su exilio cuestiona la actitud de los andaluces en España, los que están siguen admirando su pasado esplendoroso y en quienes está tan arraigado y presente en su vida social y cultural la influencia de la cultura musulmana, aún después el fin de la presencia política en España en 1492, y luego su expulsión definitiva durante el reinado de Felipe III en 1609, señala:
Las noticias que me llevan de España acerca de la actitud de muchos andaluces que se dejan seducir por el pasado islámico de sus tierras y ponen en paréntesis su integral españolía. Me han informado de que en unos casos esa seducción era GRATA VICE, es decir, espontánea ante las maravillas del arte hispano-árabe y ante algunos halagos culturales del ayer (Sánchez Albornoz,1998, p.9).
Albornoz, en sus meditaciones sobre la presencia actual andalusí en Andalucía, y el interés entre los andaluces por su pasado histórico, intenta excluir la influencia de la cultura musulmana en lo andaluz, dando poca importancia al rol del elemento islámico en la historia de Andalucía en particular, y de España en general.
Heme aquí reuniendo los ensayos que he escrito para inclinar a los andaluces a la verdad de la historia para arrancarles de su cautiverio, espontaneo o no, por falsas ideas acerca de su ayer, y en defensa de su españolía integral y de los beneficios que su incorporación, ya multisecular, al caudal de la vida hispana ha procurado a su hoy y ha brindado a su mañana, dentro de la órbita historia europea occidental”. (Sánchez Albornoz, 1998, p.10).
Albornoz pretende arrancar los orígenes y el pasado histórico oriental de la mente de los andaluces, insistiendo sobre la pertenecía al mundo Occidental.
Aunque no niega el papel de la presencia musulmana en el transcurso de la historia española, insiste sobre la necesidad de dejar atrás ese pasado islámico, que todavía está tan arraigado, surgiendo que debe forjarse una identidad basado en lo español y europeo.
De esta manera, intenta excluir o restar importancia a esa influencia islámica en la historia andaluza, irónicamente la había reconocido aún más.
En palabras de otro historiador, que le mandaba informes sobre Andalucía en su exilio, es notorio el arraigo de la cultura musulmana en muchas ciudades andaluzas.
Encontró a Córdoba llena de carteles de propaganda islámica y se sorprendió de la cesión por el alcalde, para mezquita, el antiguo convento de las Clarisas. El de Granada y varios concejales se habían negado a participar en la fiesta de la Reconquista de la ciudad, por entender que se conmemoraba el aniversario de un día triste de la historia granadina. En Sevilla se habían repartido, al parecer, octavillas protestando del culto de una “secta” –la religión católica- responsable del asesinato de millones de musulmanes andaluces. (Sánchez Albornoz, 1998, pp. 13 y14).
Como se puede ver, Albornoz, a pesar de la cantidad de volúmenes de crítica que había escrito, y de la campaña que emprendió para lograr la disminución de la dimensión del arraigo e influencia cultural islámica en la región de Andalucía, y en España; le desespera el aumento del interés de los andaluces por conocer e identificarse con su propio, del cual se sienten orgullosos. Considera “veleidades islamizantes” al gran interés de los andaluces, dice: “parecía que Andalucía hija del Islam, y de la cultura islámica”.
Le inquieta esa actitud, porque no son sólo las costumbres, las tradiciones y el arte musulmán lo está tan arraigado en el pueblo andaluz, sino que, las noticias que le llegan de Córdoba y Granada, donde los propios alcaldes y concejales se revelan por el Islam, y lo apoyan, mediante la creación de mezquitas donde se profesa la fe musulmana, le inquietan por ser España un país eminentemente católico, por lo que hace un fuerte llamado a los andaluces para que en vez de revivir el pasado islámico, se glorifique la Reconquista, sin la que según él, la historia de España sería inexplicable.
Por otra parte, el profesor Isidoro Moreno informa que desde la Reconquista la historiografía española pretendió siempre considerar a la identidad andaluza como la de Castilla, renegando que hubiese poseído de una diferente durante la presencia musulmana.
El historiador se extraña de la marginalización del legado y rico acervo andalusí en la historiografía española, al tiempo alaba este periodo, sobre todo admira la formación social y económica de Al Ándalus, que no permitió el establecimiento del formas de organización política y económica expandidas entonces en Europa, como el feudalismo, que con la Reconquista de los reinos cristianos se consolidó, condenando el destino del pueblo andaluz a la miseria y dependencia.(Moreno, 1993, p.34)
El historiador con extrañeza se cuestiona el porqué la historia de ocho siglos de Al Ándalus fue mutilada del pasado de Andalucía, y fue considerada sólo como un paréntesis en la cual. Por eso llama a una relectura más profunda de la historia de Andalucía para recuperar y reivindicar su identidad histórica olvidada y de su pasado andalusí, el cual fue mutilado.
Entre los muchos interrogantes que plantea, están la falta de los símbolos, ni siquiera las calles están denominas con los nombres personajes andalusíes, que son andaluces, que protagonizaron la historia de la región durante la Edad Media, y que dejaron su huella. Tal el caso de: Al Mutamid, Boabdil y Abderramán III, mientras exaltan a los reconquistadores cristianos. Afirma:
Mientras que desconocen otros importantes acontecimientos históricos de distinto signo; cuando todavía hoy en los escudos de la mayoría de los pueblos y ciudades andaluces proliferan castillos y leones y prácticamente no hay ningún signo de aquella brillante civilización conquistada por las armas, y no existen monumentos y apenas calles dedicada a Mutamid, Boabdil y Abderramán III, mientras los tienes San Fernando, Isabel de Castilla o el Gran Capitán, no debe extrañarnos en el futuro que se incremente la lectura “andalusí” de nuestra historia.(Moreno, A, 1993, p.135).
Conclusión
La presencia de la cultura andalusí es omnipresente en las diferentes manifestaciones culturales de la comunidad andaluza. Los andaluces siguen influenciados, conociendo o no su origen. Esta cultura sobrevivió gracias a la transmisión de generaciones a generaciones, tanto en el dialecto, como en algunos hábitos, comportamientos y modo de vivir.
Dicha influencia fue heredada de los descendientes de los andalusíes y moriscos que se escondieron de la expulsión y de los que se vieron obligados a convertirse al cristianismo bajo las órdenes de la Inquisición.
En la vida cultural andaluza, la herencia andalusí constituye un elemento que enriqueció a la región, y que la caracteriza, dándola una personalidad propia y un carácter diferenciador y peculiar. Tal es el caso del Flamenco13, que se convirtió en un arte internacional por ser genuino y auténticamente andaluz. Asimismo, por su fuerte expresión del interior del ser humano, el cual tanto en sus modulaciones como en el término en sí mismo, ya que tiene su origen es proveniente del árabe. La presencia de lo musulmán está presente mediante la contribución de los moriscos en su creación, conservación, y transmisión.