Un viaje existencial y absurdo entre Camus y Sábato

رحلة وجودية وعبثية بين كامو وساباتو

Un voyage existentiel et absurde entre Camus et Sábato

An existential and absurd travel between Camus and Sábato

Lina Nedjari

Lina Nedjari, « Un viaje existencial y absurdo entre Camus y Sábato », Aleph [], Vol 10 (2) | 2023, 15 April 2023, 21 November 2024. URL : https://aleph.edinum.org/6880

Este artículo es una aproximación a dos textos del siglo XX que bucean y exploran con profundidad, detalle y detenimiento el mundo oscuro que rodea el hombre moderno. La experimentación del uno nos llevaría inevitablemente a la experimentación del otro en un tipo de viaje literario apasionante ; visto que esta aproximación literaria nos abrirá la puerta hacia un laberinto de interpretaciones y reflexiones literarias y filosóficas sobre el sentido de la vida y de la existencia ; el tema principal de ambas obras.
Este trabajo tiene por objetivo realizar un viaje imaginario entre Argelia y Argentina por medio del análisis de dos obras literarias absurdo-existenciales. Este viaje hace posible la teletransportación del lector de un clima social puramente argentino a un ambiente social meramente argelino gracias a las pistas de convergencia existentes entre los dos autores tanto en lo que concierne sus personalidades, sus convicciones políticas y filosóficas como los personajes utilizados en sus obras.

هذه المقالة عبارة عن تحليل لنصين من القرن العشرين يتعمقان ويدرسان في العالم المظلم الذي يحيط بالإنسان الحديث
تحليل النص الأول يقود إلى تحليل النص الآخر في نوع من الترحال الأدبي المشغف. لأن هذا التحليل الأدبي سيؤدي إلى متاهة من التفسيرات والأفكار الأدبية والفلسفية حول معنى الحياة والوجود؛ الموضوع الرئيسي لكلتا الروايتين
تهدف هذه المقالة إلى القيام برحلة خيالية بين الجزائر والأرجنتين من خلال تحليل روايتين أدبيتين عبثيتين وجوديتين. يتيح هذا الرحلة الانتقال الآني للقارئ من مناخ اجتماعي أرجنتيني بحت إلى بيئة اجتماعية جزائرية فقط بفضل التقارب القائم وأوجه التشابه بين المؤلفين، سواءمن حيث شخصياتهما، وقناعاتهما السياسية والفلسفية والشخصيات المستخدمة في أعمالهما

This article is an approach to two texts from the 20 th century that delve into and explore in depth, detail and care the dark world that surrounds modern man. The experimentation of the first text would inevitably lead us to the experimentation of the second one in a kind of passionate literary travel ; since this approximation will conduce to a labyrinth of literary and philosophical interpretations and reflections on the meaning of life and existence ; the main theme of both novels.
This word aims to make an imaginary journey between Algeria and Argentina through the analysis of two absurd-existential novels.
This travel makes possible the teleportation of the reader from a purely Argentine social climate to a merely Algerian social environment thanks to the existing convergence tracks between the two authors, both in terms of their personalities, their political and philosophical convictions and the characters used in their works.

Cet article est une approximation littéraire à deux textes du XXe siècle qui explorent en profondeur le monde sombre qui entoure l’homme moderne.
L’expérimentation de l’un nous conduirait inévitablement à l’expérimentation de l’autre dans une sorte de voyage littéraire passionnant ; puisque cette approximation littéraire nous ouvrira la porte à un labyrinthe d’interprétations et de réflexions littéraires et philosophiques sur le sens de la vie et de l’existence ; le thème principal des deux œuvres.
Cet article vise à faire un voyage imaginaire entre l’Algérie et l’Argentine à travers l’analyse de deux œuvres littéraires absurdes-existentielles.
Ce voyage permet la téléportation du lecteur d’un climat social purement argentin à un milieu social purement algérien grâce aux pistes de convergence existantes entre les deux auteurs, en ce qui concerne leurs personnalités, leurs convictions politiques et philosophiques et les personnages utilisés dans leurs œuvres.

Introducción

Las obras de arte, especialmente las obras literarias, representan un periplo que nos lleva a otras tierras, que nos permite visitar otros países y descubrir otras culturas; ya que el marco espaciotemporal en el que se desarrolla el argumento literario se transforma automáticamente en una ficción cuando pasa a la escritura.

El cronotopo en las artes tiene un poder mágico. Hace posible vivir una aventura en Argentina mientras se lee una novela cuyos acontecimientos suceden en Argelia, por ejemplo. Visto que, en una narración, el cronotopo se convierte en algo abstracto eliminando las barreras y límites de la temporalidad, de las fronteras y de la distancia. Christian Metz afirma en este campo que “El relato es una secuencia dos veces temporal (Metz, 1968: 27). Ya que todos sus elementos convierten en una ficción al pasar a la literatura.

Este doble aspecto, posibilita la realización de evasiones imaginarias, especialmente cuando se trata de textos parecidos o/y que contienen paralelismos.

En este sentido, Javier Biezma atestigua que “una novela es una historia de ficción (…) un narrador le cuenta a un lector, intentando convencerle de su verosimilitud o situándolo, al menos, en la duda de su veracidad” (Biezma, 2000: 29).

En todos casos, es necesario considerar que todos los tiempos y espacios, al pasar al arte, que es en nuestro caso la literatura, pasan inmediatamente a ser ficticios, incluso cuando es posible localizarlos. “Toda la literatura (…) se afirma como ficción y, por consiguiente, como fantasía” (Antonio Risco, 1982: 13).

Partiendo de esta perspectiva, vamos a realizar un viaje imaginario, absurdo-existencial, con dos autores muy conocidos del siglo XX. Estos autores se sirvieron de su poderosa y elegante imaginación, para crear en su obra un conjunto de cuadros que agrupan los sentimientos y pensamientos de cada hombre moderno de esa época que Gilles Lipovetsky llamó “era del vacío” (Lipovetsky, 1986); grabando así una voz singular en las letras del siglo XX.

Estos dos autores fueron capaces de abordar temas que siempre han obsesionado el hombre a lo largo de su existencia. En sus libros, lo siniestro asecha a cada párrafo. Pudieron con una perversa malicia y maestría transitar lo contradictorio que es la vida, destacando con un realismo crudo, el lúgubre cotidiano y las injusticias vividas en sus países.

Se trata pues de Ernesto Sábato, el autor argentino apasionado por retratar la realidad vivida por cada ser humano y el vocero de la literatura existencial hispanoamericana. Fue un hombre de ideas y de acciones, un crítico feroz e implacable del sinsentido de la vida. Su energía desbordante le permitió crear obras representativas del dolor humano. Era un escritor tenaz; que tuvo claro que la vida es una lucha constante, y dispuso así, a sus personajes para enfrentarse a todo tipo de obstáculos en todos los ámbitos de la vida.

Se trata también de Albert Camus el buscador incansable de la palabra precisa, la partícula revoltosa argelina, el forjador de la opinión pública, amante de la esperanza y de la rebeldía. Colocó su inteligencia a favor de los argelinos oprimidos. Su posición requería un verdadero compromiso social y moral. Fue testigo de las desigualdades que pueblan nuestro país “Argelia” y era dueño de una voz valiente que no se cansó jamás de denunciar estas injusticias.

1. La tierra natal en la obra de Camus y de Sábato

Desde siempre, una de las formas para rebelarse contra la opresión ha sido la literatura, la obra de Camus y Sábato se inscribe en este tipo de rebeldía con el fin de crear de personajes multifacéticos e irreverentes que luchan contra las desigualdades. Ambos autores trataron denunciar, cada uno en su país, lo injusto que son los sistemas políticos. Para ellos, escribir es sinónimo de libertad, de emancipación, de independencia.

Muy pocos escritores eran capaces de transmitir en su obra la fugacidad de lo vivido; el desgaste del mundo y el apego visceral a la tierra natal como lo hicieron Sábato y Camus. Nadie pudo escapar a la seducción de sus palabras crudas y directas, que siempre han reflejado fielmente lo vivido en sus países. Sábato denuncia las injusticias políticas argentinas y Camus las injusticias vividas en Argelia; llevando a sus lectores en viaje cultural que tiene paralelismos interesantes que merecen ponerse de relieve.

1.1. Ernesto Sábato, la voz de la conciencia de Argentina

Las posiciones políticas de Ernesto Sábato eran claras y determinadas. En su juventud se aproximó mucho del anarquismo y del comunismo antes de adherirse a una especie de existencialismo humanitario que lo acercó mucho al filósofo francés Jean Paul Sartre. Era contra el estalinismo, luchaba por los derechos humanos y fue un ferviente crítico de los gobiernos militares de los años 70 y 80.

En este marco, es de una vital importancia hablar del episodio de la vida de Sábato en el cual se manifestó en contra del general Juan Domingo Perón y denuncio ferozmente el sufrimiento infligido por su sistema en un artículo titulado Nunca Más.

En este último, “recordó la multiplicación de ataques, de violaciones y asesinatos cometidos por guerrilleros de la izquierda y por grupos parapoliciales de la derecha bajo el gobierno de Juan Perón e Isabel Perón (1973-1976)” (Paranagua, 2011). Este artículo fue al origen de la detención de varios militares acusados por cometer crímenes inhumanos en Argentina.

Al final del régimen militar, fue designado por el presidente Raúl Alfonsín para encabezar la CONADEP; una Comisión Nacional de Desapariciones de Personas que investigó los crímenes cometidos por la dictadura militar (1976-1983). Esta comisión ha recopilado y documentado miles de casos de desaparición de personas, y ha revelado la existencia de un sinfín de centros de detención y tortura.

En efecto, Sábato era un activista en el campo político, y por medio de sus escritos, denunciaba hechos de la sociedad argentina profunda. Trataba también temas tabúes relativos al sexo, al crimen, a las pesadillas, al suicidio y a la psicología humana (enfermedades y desequilibrios mentales). Por eso su primera novela, El Túnel, fue censurada en muchas ocasiones por considerarla “pornográfica, con adulterio y asesinato, desarrollada en un “ambiente moral disolvente y absurdo” (Rincón, 2018). Por consiguiente, la primera edición del Túnel se dio a conocer en 1948, dos años después de la llegada al poder del general Juan Domingo Perón.

Se evidencia entonces, que Sábato era un vehemente humanista que no hesitaba a tratar temas espinosos y que, mediante sus obras, intentaba remediar estos problemas existenciales que tocan a cada ser humano.

Asimismo, militaba por sus escritos fuera de Argentina también y defendía toda persona que sufre injusticias. Su apoyo al pueblo palestino lo demuestra ampliamente puesto que estaba en contra del sistema de guerra y de violencia adoptado por los israelís (“Ernesto Sábato, en contra de la ceguera moral”, 2011).

Lo personal sabatiano fue unido también a lo histórico, las experiencias colectivas nacionales o internacionales fueron objeto de su atención a partir de la segunda novela: su recreación de la historia argentina decimonónica a través del significado del general Lavalle resultó emotiva en Sobre héroes y tumbas; su contrapunto con el presente peronista le confirió dimensiones abismales a la concepción circular de la historia. No menos importante resultan en Abaddón el exterminador sus matizaciones sobre el nazismo el comportamiento de grupos guerrilleros. (Trinidad Barrera, 2012: 223)

Se conservan de Sábato, ensayos políticos y morales, publicados en varios periódicos. Estos artículos le valieron la pérdida de su empleo cuando regresó de Paris a Argentina, precisamente en la Universidad de La Plata, para comenzar su carrera como docente. Era obligado a renunciar a su carrera por ser considerado políticamente indeseable debido a sus escritos y a las críticas de la dictadura de Juan Domingo Perón.

Era también una de las personalidades reformistas que apoyaron la rebelión de los estudiantes que tuvo lugar en Argentina en 1918. En pocas palabras, los argentinos lo consideraban como “la voz de la conciencia de Argentina” (Alberto López, 2019).

Larga sería la nómina de los factores nacionales a los que Sábato ha hecho un repaso, desde la Reforma Universitaria del 18 a sus más recientes acontecimientos políticos, frente a ellos siempre tuvo pronta la respuesta, invistiéndose en “testigo doloroso” de su tiempo que trata de desvelar los valores eternos implicados en el drama social y político de su tiempo y lugar. (Trinidad Barrera, 2012: 224)

1.2. Albert Camus, el portavoz de los argelinos oprimidos

Equivalentemente a Sábato, Albert Camus fue una persona políticamente activa. Se aproximó de la misma manera que Sábato del comunismo antes de aglutinarse a una forma de existencialismo que lo acercó mucho a Jean Paul Sartre. Era contra el estalinismo también y luchaba ardientemente por los derechos humanos y para la justicia.

Indistintamente a Sábato, trataba temas tabúes, publicaba artículos periodísticos sobre temas de la actualidad y tocaba asuntos muy sensibles de la época. Se adentró en lo más íntimo del ser humano, en su existencia; y era considerado como el portavoz de los argelinos oprimidos.

En el mes de junio de 2020, el histórico francés Benjamin Stora (2020), inauguró una serie de episodios reservados exclusivamente para hablar de la vida y la obra de Albert Camus “el argelino” en una emisión de radio francesa llamada “l’Heure Bleue” (2020). Afirma en la misma: “Camus porte l’Algérie sur le cœur et il la porte aussi comme une blessure”1 (Benjamin Stora, 2020).

En la susodicha emisión de radio, Stora explica que su investigación histórica en cuanto a Argelia y la cuestión de la independencia argelina, le permite aseverar que Camus era un hombre de izquierda, anticolonialista, y su visión era puramente socialista visto que es el hijo de una ama de llaves, de una familia muy pobre; y es especialmente por eso que la cuestión social de la pobreza y de la miseria es muy significante para él y omnipresente en sus obras (Benjamin Stora, 2020).

Además, Jean Grenier, el maestro del joven Camus, (como se citó en Virginie Lupo, 2019) plantea en su testimonio titulado Albert Camus, Souvenirs (1968) que “para hablar de Camus, es necesario hablar primero de Argelia - no para “explicarlo” por su país, sino porque los rasgos de su carácter solo se pueden entender allí” (Lupo, 2019: 75).

Camus era un pacifista que lucha contra la violencia y la miseria en la cual vivían los argelinos; denunció firmemente la injusticia del sistema colonial en su obra Misère de la Kabylie (1939) y era el único autor que habló de la represión de Sétif en 1945 por ejemplo (Yves Benot, 2001). Fue siempre un ejemplo supremo del hombre atormentado por la condición humana en general y de los argelinos en particular.

Expresó su apego a su tierra natal con tanta “convicción y fervor” (Kopp, 2019: 68). Y habló de Argelia en la casi totalidad de sus obras; hasta sus títulos fueron llenos de lo argelino : Misère de la Kabylie, Noces de Tipaza, L’été à Alger, Le vent de Djemila, …

De lo anterior, y como dijo Mouloud Feraoun en un video grabado en la plataforma YouTube: “Nous le considérons comme une gloire algérienne”2,un orgullo de la nación.

Sábato y Camus estaban muy empeñados en la idea de la igualdad política, en terminar con la pobreza, la guerra, el terrorismo y la represión. Defendían ardientemente el hecho de garantizar que los hombres puedan acceder a una forma de respeto y dignidad y no ser aplastados por el sistema colonial en Argelia o por el sistema militar en Argentina.

Con sutileza, los dos autores trabajan para erradicar los sistemas políticos injustos que reducen al silencio los ciudadanos argelinos y argentinos.

Cada uno en su país. se proclamaban activistas de derechos humanos y militan contra los crímenes disimulados y el radicalismo extremo.

2. La obra de Camus y de Sábato : una proyección de sus vidas

2.1. Sábato y Camus : influencia, admiración mutua y respeto

Ahora bien, es de una capital importancia señalar que existió una gran influencia al nivel personal entre Camus y Sábato; citamos como ejemplo El Túnel, la primera novela de Ernesto Sábato que “tuvo mucho éxito y fue traducida al francés gracias a la recomendación y la alabanza que le dio Albert Camus” (Lee Ghilds, 1967: 06).

Cuando leemos El Túnel de Sábato, nos viene a la mente, de manera inconsciente, la obra de Camus El Extranjero, ya que, y como veremos a continuación, existen muchas pistas de comparación entre las dos obras, que hacen de ellas un verdadero periplo que permite viajar de Buenos Aires a Argel en unos minutos.

En este contexto, es elemental hacer hincapié en la carta que escribió Albert Camus a Ernesto Sábato a propósito de El Túnel; evocada por Iñaki Esteban (2011) en la revista Pérgola:

La pintora Alicia Yadwiga, amiga de Sábato, le paso la novela al filósofo Roger Callois, quien a su vez le mandó a Camus que la leyera, en su calidad de asesor en la editorial Gallimard. Esta fue la carta que le envió el argelino-francés al argentino:
Le agradezco su carta y su novela. Callois me la hizo leer y me ha gustado mucho la sequedad y la intensidad. He aconsejado a Gallimard que la editen, y espero que El túnel encuentre en Francia lo que merece. Hubiera deseado poder decirle todo esto de viva voz, pero una prohibición me impide dar las conferencias previstas en Buenos Aires. Si, no obstante, llegara a ir a Brasil, trataría de acercarme a Buenos Aires a título personal y me alegraría entonces conocerlo.
Con toda mi simpatía fraternal. A. Camus (comunicación personal, 13 de junio de 1949) …

Sábato por su parte, habla de Camus de una manera encomiable. Dice: “Cuánto le debo a aquel escritor genial, con quien compartiría luego inquietudes metafísicas y éticas” (Sábato, 1999: 88).

De hecho, se hace evidente la admiración mutua y el respeto que existía entre Camus y Sábato. Esta relación particular nos demuestra ampliamente que compartían valores y que tenían las mismas ideas y convicciones. Estaban en la misma sintonía y consideraban sus ficciones como una indagación a la condición humana; como proyecciones que remiten a sueños y utopías.

2.2. Aspectos personales en la obra de Camus y Sábato

A los dos autores, les era imposible divorciarse de sus vidas personales cuando escribían. Ambos reflejaron sus propios universos en sus obras, por eso, sabemos tanto de sus vidas como de sus pensamientos a través de sus escritos.

En efecto, los personajes empleados dan una visión panorámica de lo vivido por cada uno de ellos representando fielmente las diversas cuestiones existenciales que atraviesan la mente de cada hombre moderno. Dice Camus: “Un roman n’est jamais qu’une philosophie mise en image3” (Camus, 1938: 794).

El artículo de Iñaki Esteban mencionado anteriormente, dedica un fragmento para explicar cómo las obras de Sábato fueron influenciadas por su vida:

El escritor ha contado en varias ocasiones el origen de su atracción por las sombras y los perfiles psicológicos inquietantes tan presentes en su obra. Sus padres, emigrantes italianos, tuvieron once hijos, entre los cuales Ernesto fue el décimo. El anterior falleció a los dos años, justo antes de que él naciera, y el futuro intelectual argentino heredó su nombre como recuerdo, para nada grato, ya que durante la infancia se sintió “sólo un reemplazo luctuoso”. Dice: “Cuando me nombraban en realidad recordaban ese hermano desconocido, que imaginaba como un fantasma recorriendo la casa. Fui un niño introvertido, sonámbulo, hijo de un padre en extremo severo, con una rigidez basada en órdenes y duros castigos que motivaron esa nota de fondo de mi espíritu, tan propenso a la tristeza y la melancolía. Nunca quise psicoanalizarme como hacían mis colegas, tenía miedo de perder el incentivo de mis libros. (Esteban 2011: 04-05)

Sábato va hasta dar la misma fecha de nacimiento (Fernando Vidal o Bruno) y el mismo nombre (Sábato en Abaddon El Exterminador) a sus personajes. Este rasgo se evidencia también en su obra Sobre héroes y tumbas; dice Sábato: “He puesto elementos míos en los cuatro personajes centrales, personajes que dialogan y hasta luchan mortalmente entre sí. Es el dialogo y la lucha que esas hipostasis tienen en mi propio corazón” (Sábato, 1988: 80).

Su novela El Túnel fue el fruto del impacto que dejaron en él las circunstancias de incomunicación por las que pasó en la época en la que tuvo que abandonar el comunismo y que ninguno de sus compañeros logró a entender su sentir (quechua, 2018).

En este marco, “Sábato anunció que la verdadera autobiografía de un escritor hay que buscarla en sus ficciones” (Barrera, 2012: 222).

De la misma manera que Sábato, Albert Camus tuvo una infancia difícil. Su madre era sorda, pasiva y trabajaba como ama de llaves; su padre falleció cuando era muy joven; padecía de tuberculosis y encontraba dificultades para terminar sus estudios ya que su abuela -con la cual vivía con su madre después del fallecimiento de su padre- era muy severa, de carácter difícil y rechazaba que hiciera estudios pidiéndole de trabajar para mejorar su condición financiera (Catherine Camus, 2020).

Los escritos de Camus encontraron inspiración en sus vivencias como defensor social y activista político. Citamos por ejemplo su obra Misère de la Kabylie en la cual cuenta los horrores que ha visto en la región cabileña en Argelia: pobreza, epidemias, hambre, miseria e injusticias. Podemos mencionar también su obra La Chute, su libro el más personal que refleja una de sus experiencias personales. Este libro fue moldeado bajo forma de una confesión y la incursión del yo personal va hasta la reproducción de lo vivido con su esposa Francine, cuando ésta última intentó suicidarse al descubrir la traición de Camus.

Es relevante hablar también de su novela Le Premier Homme en la cual cuenta su infancia haciendo un tipo de paralelismo con su vida de adulto y su obra L’Envers et l’Endroit que se presenta como una obra fuertemente autobiográfica.

Entendemos pues que, a los dos autores, les era improbable separarse de sus experiencias personales y del contexto histórico de sus países cuando escribían. Por eso, sabemos tanto de sus vidas como de la situación política de sus naciones a través de sus escritos. Dice Sábato en este contexto: “La obra de un escritor no solo es testimonio de sus ideas y su experiencia sino, sobre todo de sus sueños y, como en todo hombre, de sus esperanzas y desesperanzas. De la interrogación de cada día” (Sábato, 1988: 80).

Es ostensible pues, que para Sábato y Camus todo empieza y todo se acaba con la tierra natal: una Argelia/ Argentina que alimenta mayormente su obra ; que inspira y motiva la casi totalidad de sus obras literarias y periodísticas.

3. La tendencia existencial y la filosofía del absurdo

A parte de la admiración recíproca que existió entre los dos autores, los aspectos personales que compartían en sus libros, cada uno a su manera y su compromiso hacia sus pueblos y naciones; resulta interesante el estudio de la condición del hombre moderno, su intimidad, sus reflexiones y la manera de cómo Camus y Sábato pusieron en tela de juicio la situación del ser humano de nuestros días.

Ambos lucharon contra la conciencia del absurdo instalada en la mente de los jóvenes de la sociedad de hoy y expresaron por medio del uno, el universo de todos.

Nos sentimos todos identificados en la escritura de Camus y Sábato. Las situaciones descritas y vividas por los personajes empleados por estos autores nos tocan a todos ya que estamos bien metidos en el embrollo de la sociedad contemporánea.

En la esencia humana, su sentido y su valor, atinamos el argumento y el contenido de la mayoría de las obras de estos dos autores. En lo irracional, lo absurdo y lo extravagante, entre una miríada de otros términos absurdo-existenciales, reside el tema de sus corpus.

Las obras de Camus y Sábato en general y especialmente en El Túnel y El Extranjero, encontramos que el personaje principal está en un cuestionamiento constante planteando preguntas y reflexiones “absurdas” y “existencialistas”.

Según Camus, el absurdo es aquella confrontación que nace entre la búsqueda de un sentido a su vida y la ausencia de este sentido. Es el momento de toma de conciencia de que el ritmo del “hombre cosa” del “hombre autómata” ya no es suficiente. Es el hecho de comenzar a preguntarse sobre el porqué de su existencia. Es una especie de “despertar” y de “concienciación”. El hombre moderno se encuentra en una perpetua búsqueda para justificar su existencia, para encontrar un sentido a su vida y a sus acciones, pero, se choca con un sinsentido inmenso que lo conduce a una frustración tremenda, al abatimiento. Dice Camus:

Suele suceder que los decorados se derrumban. Levantarse, coger el tranvía, cuatro horas de oficina, o de fábrica, la comida, el tranvía, cuatro horas de trabajo, la cena, el sueño y lunes y martes, miércoles, jueves, viernes y sábado con el mismo ritmo es una ruta que se sigue fácilmente durante la mayor parte del tiempo. Pero un día surge el “por qué” y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro. (Camus, 1942: 22-31)

El absurdo en la filosofía existencialista es un elemento clave. Los existencialistas se preguntan sobre la dualidad: existencia y sentido. Quien dice absurdo, dice pues confrontación y enfrentamiento que nacen de esta dualidad. Piensa Camus : “Lo absurdo es esencialmente un divorcio. No está ni en uno ni en otro de los elementos comparados, nace de su confrontación” (Camus, 1942: 02).

3.1. Los personajes Camusabatianos : el fruto absurdo-existencial

La tendencia existencialista y la filosofía del absurdo en la obra de Ernesto Sábato y Albert Camus, se manifiestan esencialmente en el comportamiento de los protagonistas, que se presentan como personajes existenciales y rebeldes por excelencia.

Dice Juan Pablo Castel en El Túnel encanando la ideología Camusiana:

A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren, y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil. ¿Sería eso, verdaderamente? Me quedé reflexionando en esa idea de la falta de sentido. ¿Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes? (Ernesto Sábato,1948: p. 47).

Hamza Boulaghzalate piensa que Juan Pablo Castel pertenece “a esta categoría de hombres llamados “absurdos”” (Boulaghzalate, 2010: 03). Ya que las contradicciones e irracionalidades notadas por medio de su cuestionamiento existencial permanente, permite afirmarlo.

Maria del S. Gomez a su vez, piensa que “Juan Pablo es un ser víctima de una angustia existencial” (De Moscoso, 2006: 44) y que es un hombre solo que considera que “toda compañía lo incomoda, le causa mal humor, lo irrita” (De Moscoso, 2006: 44). Según la misma autora “Ernesto Sábato presenta su visión existencial a través de un narrador-personaje desequilibrado” (De Moscoso, 2006: 51) que se caracteriza principalmente por vacilar delante cada decisión que toma. Castel es un personaje inseguro que formula a cada ocasión, miles de suposiciones y de preguntas. Su carácter dudoso es enfermizo, y pone de relieve su lado de psicópata. “cada palabra, cada frase, cada pausa, cada gesto son para Castel razones suficientes para dudar” (De Moscoso, 2006: 54).

Esto es exactamente lo que manifiesta Meursault por su comportamiento en la obra de Camus. Meursault analiza todas las acciones de la gente que lo rodea e intenta interpretarlas. La duda y la incertidumbre invaden su existencia.

Todo el mundo sabe que la vida no vale la pena de ser vivida. En el fondo, no ignoraba que morir a los treinta años o a los setenta importa poco, pues, naturalmente, en ambos casos, otros hombres y otras mujeres vivían y así durante miles de años (Camus, 1942: 175).

Se nota que en las obras de ambos autores abunda la técnica del monologo interior. Esta técnica posibilita el acceso completo al pensamiento de los personajes de la novela que se caracteriza por plantear reflexiones y dichos desorganizados, tomando en cuenta que es un acceso total a lo que ocurre en la mente del personaje, incluso las contradicciones e irracionalidades. De hecho, el carácter inseguro y dudoso de ambos personajes justifica la cantidad del monologo interior en las dos obras.

Este fenómeno se puede justificar por la influencia de Sábato y Camus por los filósofos existenciales tal como Martin Heidegger, Kierkegaard, Simone de Beauvoire y sobre todo Jean Paul Sartre en su obra El Ser y la nada. El pensamiento de estos filósofos penetró considerablemente en la obra de Sábato y Camus y se manifestó contaminando a sus personajes.

Pasa lo mismo con la noción de “rebeldía” propia a Camus que representa un concepto fundamental en la filosofía del absurdo. Juan Pablo Castel se opone radicalmente a la idea de pertenecer a un sistema o a un movimiento determinado, presentando en cierta medida, una posición rebelde. Dice Castel: “el psicoanálisis, el comunismo, el fascismo, el periodismo. No tengo preferencias. Todos me son repugnantes” (Sábato, 1948: 08).

Ocurre lo mismo con Meursault, que se siente extranjero a todo sistema y rechaza toda pertenencia del mismo modo que Castel. Ambos personajes “volvieron la espalda a toda ley, norma, convención que organizan la vida humana” (Boulaghzalate, 2010: 06). Asemejándose así a sus creadores, Sábato y Camus que huyeron el comunismo, rechazaron el partido único y negaron la pertenencia a cualquier tipo de sistemas, proclamándose disidentes.

Sábato defendió la idea de que el artista debe mostrarse disconforme y antagónico con la realidad que le ha tocado vivir y por tanto crear otra realidad a través del arte. Idea que ponía de relieve ese inconformismo radical del artista con la realidad que en su caso se convirtió en una divisa de escritura. (Barrera, 2012: 222)

Esta rebeldía va hasta negar la idea de la existencia de dios o de una fuerza divina que rige el mundo. Ambos personajes se proclaman entonces ateos en El Túnel y El Extranjero, inscribiéndose así en el existencialismo nihilista defendido por Camus y Sábato. “Meursault, durante los funerales de su madre no ha mostrado ninguna emoción religiosa. Él no cree en una vida futura. Interrogado por el juez de instrucción, se ha afirmado decididamente ateo” (Boulaghzalate, 2010: 05).

En el mismo contexto, Meursault rechazaba las visitas del clérigo en la cárcel y todos los argumentos avanzados por este último. Al final de la novela, acaba declarando de manera explícita y directa su ateísmo: “Pero levantó la cabeza bruscamente y me miró de frente. Por qué, me dijo, ¿rehúsa usted mis visitas? Contesté que no creía en Dios” (Camus, 1942: 178).

Castel, a su vez declara su nihilismo, aunque de manera insinuada e indirecta, a través de las palabras de su amada Maria : “Por Dios -dice María-, quise decir que se parecía a vos en cierto sentido, pero no que fuera idéntico. Era un hombre incapaz de crear nada, era destructivo, tenía una inteligencia mortal, era un nihilista” (Sábato, 1948: 85).

Dicho esto, es imprescindible mencionar que indistintamente a Meursault, Juan Pablo Castel toma conciencia de su soledad tremenda y de la existencia de un “divorcio entre él y el mundo” (Boulaghzalate, 2010: 04). Para ellos, nada tenía importancia en este universo que consideran como inhumano. Por eso, los dos personajes adoptan un carácter lleno de indiferencia y desinterés. Dice Meursault: “qué me importaban la muerte de los otros, el amor de una madre! Qué me importaban su dios, las vidas que uno elige, los destinos que uno escoge” (Camus, 1942: 186).

Castel por su parte, sufre de una “paranoia” o “psicosis” (Seguí, 1992: 69). Debido a una “incapacidad de adaptación social” (Seguí, 1992: 69). Esto lo impide de comunicar, puesto que se enfrenta con la imposibilidad de meterse con la gente.

Dice: “siempre he mirado con antipatía y hasta con asco a la gente, sobre todo a la gente amontonada; (…) en general, la humanidad me pareció siempre detestable” (Sábato, 1948: 52).

Asevera en el mismo sentido: “Detesto los grupos, las sectas, las cofradías, los gremios y en general esos conjuntos de bichos que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía semejante” (Sábato, 1948: 20).

Meursault y Castel plantean preguntas existenciales que les impiden de integrarse a la sociedad y a los demás. No solo se sienten extranjeros a sus sociedades, sino también son extranjeros a sus propias personas, encarnando de una cierta manera la situación de Sábato y de Camus que se sentían extranjeros a sus sociedades (argelina y argentina).

Esta noción de “extrañeza” que uno puede sentir para sí mismo, la podemos encontrar en los textos de Frantz Kafka, Nietzsche, Dostoïevski y muchos otros filósofos existenciales.

En el caso de El Túnel, el protagonista llega hasta enloquecerse y convertirse además en un asesino a causa de su tremenda soledad (…). En El Extranjero, el hecho de no comunicar ha condenado el protagonista a ser ejecutado en una plaza pública (…) Meursault parece ausente, no habla, no comunica incluso para defenderse y salvar su vida. A través de esta situación, Camus pretende -entre otras cosas- subrayar la incomunicación, el aislamiento. (Boulaghzalate, 2010: 09)

3.2. Meursault y Juan Pablo Castel : figura verosímil de la persona de Camus y Sábato

Se puede notar claramente que, los personajes utilizados se parecen mucho y encarnan perfectamente la ideología y la visión defendida por Camus y Sábato. Los protagonistas reflexionan de la misma manera que sus creadores, Camus y Sábato, que rechazaban, a su vez cualquier afiliación partidista, eran rebeldes, precursores de la filosofía del absurdo y de la tendencia existencial.

Cuando Camus leyó El Túnel de Sábato, no sólo no se conformó con elogiarlo, sino que lo hizo traducir además al francés por Gallimard. Es por este motivo quizás por el cual sus obras tengan tanto en común. Camus y Sábato, no sólo tratan el mismo tema mostrando la misma sensación, utilizan además una historia parecida. Para las dos novelas, el protagonista es un hombre que por diversos motivos comete un asesinato (al lado del mar) y acaba sus días en la cárcel. (Hernandez Bermúdez, 2005: 24)

Por lo tanto, está claro que la influencia entre los dos autores va hasta confundir, a la hora de comparar, entre los dos personajes de ambas obras dado la gran similitud de carácter y de las opiniones de ambos personajes. La confusión se extiende incluso entre la personalidad de los Meursault y de Castel y aquella de Camus y Sábato, ya que ambos protagonistas simbolizan y reflejan fielmente la manera de pensar de los dos autores. El dilema transciende los límites, yendo hasta la confusión entre Camus y Sábato en ciertos aspectos, dado que los personajes elegidos en sus obras se presentan como figura verosímil de sus personas.

Sábato y Camus pertenecen a estos novelistas y filósofos que indagaron al hombre moderno; un hombre que está “ligado al Mal desde su nacimiento, desde la caída. En la tradición de los románticos alemanes, de la literatura rusa, en especial las Memorias del subterráneo de Dostoyevski, del surrealismo, de la filosofía del existencialismo”. (Barrera, 2012: 224)

Conclusión

En síntesis, el presente trabajo tiende a demostrar que “todo texto se construye como mosaico de citas, que todo texto es una absorción y transformación de una multiplicidad de otros textos” (Kristeva, 1997: 03). Que las cuestiones humanas y existenciales son universales. Ya sea en Argelia o en Argentina, el hombre se enfrenta, de la misma manera, a los mismos problemas de la vida y al absurdo de la existencia. Que la obra de Camus y Sábato es un periplo tanto profundo como breve que nos integra en un viaje imaginario gracias a las similitudes ostensibles que existen entre sus obras, sus personalidades y sus opiniones. Ambos autores economizan las palabras y saben, en su proceso narrativo retratar, de manera lucida, irónica y elegante, la realidad y la extraordinaria complejidad argelina/argentina. Poseían el don de dar voz, memoria y vida a los menos privilegiados y a la gente que sufría de desigualdades en sus países.

La prosa de Sábato y Camus es un vehículo para mostrar de forma comprometida sus ideas. Los dos presentaban un tipo de ambivalencia, de dualidad realidad - literatura que siempre marcó su escritura. Sus obras reflejaban esos dos polos, la vida y la muerte, el orden y el desorden, la razón y la sinrazón.

Comparar entre estos dos autores, tanto al nivel humano como al nivel de sus convicciones políticas y literarias, nos permite desenvolverse entre la filosofía del absurdo y la tendencia existencialista, entre lo racional e irracional entre la realidad argelina y argentina.

En definitiva, ambos autores representan dos facetas de la misma medalla; ya que a pesar de las posibles diferencias que se van a percibir a la hora de comparar, la semejanza entre ambos es innegable.

1 “Camus lleva Argelia en el corazón y también la lleva como una herida. (Traducción propia).

2 “Lo consideramos como una gloria argelina” (Traducción propia).

3 “Una novela no es nada más que una filosofía puesta en imágenes” (Traducción propia).

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1 “Camus lleva Argelia en el corazón y también la lleva como una herida. (Traducción propia).

2 “Lo consideramos como una gloria argelina” (Traducción propia).

3 “Una novela no es nada más que una filosofía puesta en imágenes” (Traducción propia).

Lina Nedjari

Alger الجزائر2

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