Introducción
La historia se hace con fuentes y documentos, con la formulación de que son partes dejadas por el pensamiento humano y las necesidades del pasado. Entre los medios de información de los cuales disponen los historiadores y los documentalistas de los archivos, los manuscritos ocupan un lugar eminente y atestiguan del pasado al mismo título que otras fuentes de información, que permanecen en buena parte inéditos y a la espera de que investigadores de muy diversos ámbitos del saber los estudien y los den a conocer. La cultura musulmana en el Magreb, en los anteriores siglos, es el depositario de un patrimonio « bibliográfico-manuscrito », en lengua árabe, desafortunadamente esparcido en los cuatro puntos del mundo, pero algunos fragmentos, reflejando espacios-tiempo donde se conservan intactas, pudieron ser preservadas y almacenadas en las instituciones nacionales y jizānāt es decir bibliotecas privadas.
Nuestro cuestionamiento esencial se orienta hacia la presentación suficiente del interés de este tipo de documentos. La respuesta es inevitable, porque hay algunos que deben encubrir revelaciones para los investigadores, y a veces incluso descubrimientos auténticos. Algunos son valiosos por su rareza, otros por su testimonio. Son elementos representativos de los cuales podemos pensar, que muchos son nuevos o complementarios para nuestras investigaciones.
El objetivo principal no es hacer una evaluación de este estado documental incompleto, sino más bien llamar la atención sobre el valor de estas fuentes locales presentando una obra manuscrita original de un autor argelino expresando sus informaciones y sus observaciones detalladas en un contexto de compromisos asumidos en las plazas de Orán y Mazalquivir, a finales del siglo XVIII, un periodo de grandes cambios y carreras estratégicas en el Mediterráneo.
Esta investigación que ahora se presenta es un intento de aproximación a la historia de este doble presidio, Orán y Mazalquivir, que en ningún caso resuelve todos los enigmas y las realidades que muestra el conocimiento de una de las regiones de la Regencia de Argel durante el siglo XVIII. Nos enfrentamos a un mundo militar, cultural, político, social, monetario, religioso y humano complejo. Estamos ante un espacio que se integra dentro de la tradicional frontera entre el Islam y la Cristiandad que se inicia en plena Edad Media. Su estudio no puede ser abordado sólo desde manuscritos y textos españoles o, en el caso contrario se suponía que estamos haciendo una historia con la mirada de una sola de sus laderas. En cuanto al interés de las fuentes locales, el historiador argelino, Chentouf, (1984) dice que es preferible pensar « la historia desde el interior » ; llama nuestra atención diciendo que :
[…] Qualitativement, les sources locales ne posent pas, comparativement aux autres sources, plus de problèmes ou de difficultés dus aux sources étrangères, à l’origine de certaines méprises sur les réalités locales. La gravité de ce fait apparaît dans toute son ampleur avec la notion de « troisième niveau de l’histoire » qui englobe la culture, la religion, les idéologies et de manière plus générales les représentations. Ce troisième niveau est presque toujours menacé par de graves anachronismes par le transfert de notions et de catégories d’une époque à une autre, d’une région à une autre. (pp. 13-14)
Estos motivos nos animaron a abordar el estudio de una fuente local en lengua árabe titulada « Al Rihla Al Kamaria fi Al sīra Al Mohamadia » y rendir homenaje a su autor Mohamed al Mustafá ibn Abdulāh ibn Abdurrahmān Al Dahāwi, llamado Ibn Zorfa, que figura, por la riqueza de su texto, entre las mejores fuentes locales en árabe relativas a la región de Orán. Nuestro principal objetivo era ante todo hacer salir del anonimato y del olvido esta fuente historiográfica argelina, y hacerla resaltar aprovechando las preciosas informaciones que contiene. Son los recorridos del autor que queríamos poner de relieve constituyendo un repertorio de datos de utilidad para el investigador hispanista. Así proponiendo la problemática de la rehabilitación del autor, aclaremos el personaje de Al Dahāwi como historiador argelino del siglo XVIII, y de hecho revelar bajo un nuevo enfoque, basado sobre las fuentes locales, la historia de esta parte de Argelia otomana que es la plaza de Orán durante este siglo.
1. Aclaraciones sobre la formulación del título
Generalmente, el título es un elemento productor de un sentido semántico que se vincula con el texto de la obra. Su situación fuera del libro, se considera como dote que le privilegia ; así, lo define Grivel (1973) p. 166. En cuanto al título de la obra de Al-Dahāwi, nos hemos preguntado en cuanto a su elección. Teniendo en cuenta sus conocimientos culturales y religiosos adquiridos, extendidos en un espacio árabe-musulmán, y por su experiencia de alfaquí, el autor hace corresponder los términos del título : Al Rihla Al Kamaria (Viaje Lunar) a las diversas transformaciones de la luna, que están en relación con el tiempo repartido en meses lunares y a los hechos históricos mayores vividos por el autor, con respecto al cerco y liberación de ambas plazas.
En cuanto al segundo apartado del título : fi Al Sīra Al Mohamadia, el autor hace alusión a un paralelismo muy implícito. En efecto, esto constituye un referencial reflejando toda la temática de la obra que representa la trama adornada de las acciones grandiosas del bey Mohamed el Kebir estableciendo un paralelismo con la sīra Nabawiya (vida del Profeta) en relación con las numerosas futūhāt (las primeras conquistas islámicas) y las principales dinámicas del ŷhād y el ribāt. Al Dahāwi no vacila pues en consagrar la cuarta parte de su obra para hablar de las acciones y hazañas del bey Mohamed el Kebir, adoquinando varios poemas elogiosos de diferentes poetas árabes. Aquellos que conocieron al profeta Mohamed contaron historias sobre él y sobre sus experiencias junto a él, según Salgado (2008) veteranos de las batallas y conquistas describieron sus campañas ; de ambas partes surgieron los géneros historiográficos posteriores : sīra, y magāzi, las campañas militares en las que participó el profeta (p.35).
Salgado (2008) dice que al sīra, este género literario, más que propiamente histórico, dedicado a la vida del profeta, cuyos materiales biográficos fueron transmitidos durante los dos primeros siglos del Islam, parece que lo fueron bajo el término magāzī hacen referencia a las expediciones guerreras del Profeta. Con el tiempo existirán otras obras biográficas, cuajando así el género siyar (pl. de sīra). Califas, emires, magnates y hombres de cultura tuvieron su correspondiente sīra ; de algunos, como el sultán mameluco de Egipto, al-Zāhir Baybars (1260-1277), se compusieron no menos de tres biografías (p.37).
En efecto, la biografía de un soberano era en sí misma historia ; puesto que la mayoría de la gente de la época consideraba que cualquier acontecimiento político era obra sólo de individuos y, por ende, inteligible a la luz de sus cualidades personales y experiencias. Como consecuencia la historia se convirtió en casi sinónimo de biografía para cantidad de musulmanes. Rasgo común de todas las biografías es la descripción de las cualidades morales e intelectuales del biografiado. En realidad este género está conformado por dos grupos de obras : las futūhāt, que describen las primeras conquistas islámicas, y las siyar noveladas. Éstas últimas redactadas esencialmente en prosa rimada, empedradas de poesía.
2. Método y estilo del Dahawi
Al Dahāwi nos confiesa que no pensaba en principio dedicarse a la consignación de hechos históricos o historiables por escrito, ni a la redacción de esta crónica ; pero el bey le encargó de eso. Sus conocimientos sobre temas históricos y de jurisprudencia, adquiridos en su mayor parte mediante sus lecturas, le dieron seguramente ánimo para crear su propia obra. A partir de sus notas cogidas en el ribāt de Ifri y mediante testimonios de algunos talaba que participaron en el sitio de Orán, el autor redactó su libro según una metodología propia a él y se comportó como un verdadero investigador al cruzar varias lecturas personales de obras de la biblioteca personal del bey y la fusión de sus notas escritas durante el ribāt. La obra se divide en cuatro apartados además de un preámbulo y una conclusión. Como lo hace notar Al Dahāwi, el relato de los acontecimientos cotidianos que se desarrollaban durante el sitio no se presta nada a una división en capítulos bajo rubricas especiales. Entonces adoptó un método cronológico de juntar todos los hechos mensuales.
Su obra es el eje de su pensamiento político - religioso sobre la historia de ambas plazas. Lo que justifica el esfuerzo de los talaba por recuperar las dos plazas, dentro de un marco político árabe magrebí y musulmán panislámico, en el marco de la Argelia Otomana. La obra histórica de Mustafá Al Dahāwi, es, por tanto, fundamentalmente de reflexión histórica. Sus escritos, están basados sobre sus conocimientos históricos y de derecho islámico, interpretados como lo hace un cronista y jurisconsulto competente, con aportación de datos inéditos. Sus reflexiones sobre la historia de Orán, y en especial sobre el nacimiento del espacio político argelino y contra la política española, constituyen una verdadera investigación de historia política.
Escribió su libro con abundancia erudita de citas y referencias concretas, como los historiadores universitarios. Menciona generalmente en sus citas, puramente explicativas, el origen concreto documentado de sus afirmaciones. Sin embargo el autor no inserta sus notas a pie de página sino en el cuerpo del texto, y al final de cada cita anuncia el nombre del autor y el título de la obra. Al citar hábilmente sus referencias, el autor sigue siendo fiel y honesto a éstas últimas, porque cada vez que anuncia una idea de la descripción o explicación adelantada, encontramos elementos de información precisos relativos al autor y al título de su obra fuente.
Tiene muy conscientemente una visión particular del importante fenómeno histórico que era el ŷihād para la liberación de las plazas Orán y Mazalquivir, del nuevo espacio político argelino, a finales del siglo XVIII, contra la política española. Y, en el caso de los talaba, ven en la ocupación española de ambas plazas un precedente para el ribāt y el ŷihād en la senda de Allāh contra el ocupante cristiano invasor, además ve en los españoles la principal causa de guerras para la Regencia. Pone al bey y a los talaba como protagonistas fundamentales de su crónica.
Al Dahāwi, en su presentación de la historia quiere considerar el gobierno otomano de la Regencia de Argel como una estructura política islámica, para defender el país, a petición de su población y desde tiempos de los hermanos Barbaroja, contra las agresiones extranjeras, sobre todo españolas. Su interés por presentar esas verdades históricas, como fundamento de la conciencia colectiva, es para nuestro autor y para su actividad de escritor una parte importante de la acción política de reconstrucción nacional. Esa reconstrucción nacional a la que Al Dahāwi quería contribuir en su vertiente histórica explicando las raíces centenarias de la historia argelina árabo-islámica y de resistencia anticolonial, contra el enemigo europeo, hablando de las expediciones españolas y francesas contra Argel.
En realidad, el escrito histórico de Al Dahāwi tiene ante todo una finalidad pedagógica, política. A eso corresponde también su estilo literario claro y las numerosas subdivisiones de los capítulos en apartados con títulos claros, para encontrar más fácilmente los temas y para mostrar la sucesión cambiante de los acontecimientos, pro-argelinos o pro-españoles, en una dicotomía nacionalista (“buenos y malos”, in-group, out-group) y en una progresión histórica que no carece de cierto carácter épico nacional, que él quiere dar a la historia de la ciudad de Orán en su desarrollo histórico. Hay, por ejemplo, una preparación épica de los acontecimientos previos al último, « La grandiosa expedición del bey Mohamed el Kebir, su asedio y liberación de Orán.
Para reflejar el estado de ánimo de los talaba de Ifri a lo largo de las distintas etapas del asedio, Al Dahāwi les alentaba desde el principio hasta el final, y decidió utilizar un discurso didáctico, relatando la obligación del ŷihād, asociado al deber musulmán y las promesas que Allāh tiene acordadas al guerrero y al mártir por la fe, el ribāt y sus méritos.
3. La intertextualidad en la Rihla
Un texto nunca surge de la nada y tampoco una reflexión tiene lugar fortuitamente, es necesario que haya una fuente de donde proceda la idea, aunque sea de origen lingüístico, porque al fin y al cabo todo es considerado un fenómeno colectivo en el que fermentan todo tipo de interferencias, inspiraciones e incluso plagios y robos. Desde ese punto de partida se van asociando ideas para formar el conjunto de representaciones que caracterizan la presencia de la creación en un cierto género (en cualquier género literario), hecho que tiende a aportar al texto un mosaico de citas, alusiones y signos codificados más o menos disfrazados. Tal proceso de integración de diversos textos en otro texto es denominado intertextualidad o interdiscursividad1 La teoría más conocida es la de (Kristeva 1969) cuando contribuye a definir el complicado concepto de intertextualidad / interdiscursividad en su forma más evidente diciendo que todo texto se construye como un mosaico de citas, cada texto es una absorción y transformación de otros textos (p.146).
Según Mason (1995) estas influencias sobre el autor de una obra posterior puedan enriquecer la obra original con elementos que seguramente la llevarán a ser algo diferente. El proceso de influencia y de absorción implica que el creador, mientras ejerce su tarea, contempla y toma en cuenta (a veces inconscientemente) otros textos que orientan su labor, y hace una serie de combinaciones abriendo el mundo creativo en sus posibles dimensiones, precisamente como consecuencia del uso de textos diversos tomados directa o indirectamente de otros autores, de aquí que los textos nunca sean completamente individuales u originales de un autor (p.163).
« El Rihla kamaria » es una obra que contiene varios hipotextos2 fáciles de detectar por la manera sencilla de implantarlos que tiene el autor. Como la mayoría de los escritores de su época, Al Dahāwi se inspiró de los autores que escribieron sobre la historia de Orán como Ibn Jaldūn, Ibn Jallikān, Al Safadi y otros que escribieron sobre la primera liberación de Orán en 1708, como Al Halfāwi, Al ŷāmiī, y por consiguiente se generó una época de imitaciones, en la que los autores contemporáneos a Al Dahāwi, tal como sus contemporáneos Abi Rās e Ibn Sahnūn, se transformaron en plumas de imitación, cuyas reproducciones se reflejaron en la literatura árabe durante mucho tiempo. En la presente obra, se nota la inserción de otros factores de influencia procedentes del patrimonio religioso islámico y árabe, que también tuvo bastante repercusión sobre la formación intelectual de Al Dahāwi.
Por lo que concierne a la intertextualidad en la obra de Al Dahāwi, cabe destacar en primer lugar que su obra constituye un mosaico de citas procedentes del texto coránico, eterna fuente de inspiración. La obra contiene una serie de inserciones de textos procedentes en su totalidad del libro sagrado como decíamos, como lo explica la lingüista Genette (1989), el Corán se convierte en un gran hipotexto, mientras que la obra completa se puede considerar toda ella como un hipertexto. El modo de usarlos es también muy distinto. Al Dahāwi usa los textos sagrados para reforzar las ideas que quiere transmitir, nunca se separa de ellos en cuanto al significado. Los intertextos, implantados en su novela, abarcan varios terrenos (pp. 9-20).
Hipotextos procedentes del bagaje cultural árabe : a) Citas coránicas exactas ; b) Interpretaciones del Profeta (hadīṯ) ; c) Inspiración en autores que escribieron sobre la historia de Orán, las tribus beréberes y su primera liberación en 1708. Por lo que concierne a las citas coránicas o hadiṯ, éstas son en general insertadas con el mismo significado en el texto fuente y en el texto destino, para reforzar el contexto mediante la presencia del texto sagrado, cuyo sentido tiende a provocar más presión sobre el lector.
Detalles más o menos importantes que cualquier historiador o investigador hubiera querido descubrir no fueron desarrollados por el autor, tales como asuntos socioeconómicos. Los acontecimientos que ocurrieron no faltaban de ejemplo como : datos, tales como la producción agrícola, el comercio, los desertores españoles y la esclavitud en parte donde Al Dahāwi revela únicamente que el bey tenía algunos cautivos cristianos, que ofrecían ayuda al bey en el asedio contra su libertad. Con referencia a la visión histórico-política de Al Dahāwi sobre la acción política española en Argelia otomana, esas menciones se encuentran, cuando Al Dahāwi presenta las tres últimas acciones militares de España contra Argel (expediciones de O’Reilly, en 1775, y de Antonio Barceló, 1783 y 1784), el Tratado de Paz hispano-argelino de 1786 y el acuerdo de entrega definitiva de Orán y Mazalquivir por los españoles en 1791, con lo que se concluyen la presencia española en la Regencia de Argel.
Entre las rubricas o subcapítulos desarrollados hemos notado un compromiso, una toma de posición personal pero obviamente deseosa de justificarse sacando argumento de los hechos. Ciertamente, protegido y « patrocinado » por el bey que representa el régimen otomano, según Gorguos (1856), sobre la historia del Magreb se resuma en una construcción de materiales propios correspondientes a fragmentos de crónicas, comentarios de poemas compuestos en alabanza a los jefes, más o menos ilustres, del gobierno de Argel o de sus jalifas en las provincias de la Regencia (p.403). Diciéndolo con palabras de Brahimi (1976) el manuscrito de Al Dahāwi es un documento que transmite verdades tal como son, cuya escritura da un nuevo rostro a la historia del Magreb y trata de orientarla hacia sus verdaderos orígenes, lo hace en función de la ideología que lleva sus propias pulsiones.
4. El asedio de Orán según la Rihla de Al Dahawi
En esta última e importante parte, considerada por el autor como la conclusión de su obra y continuación del contenido de las cuatro partes descritas más arriba, encontramos una cierta culminación de las ideas presentadas y relatadas a través de los diferentes apartados anteriores : el sitio de la plaza de Orán, las evoluciones del ribāt en función de los acontecimientos y la descripción de los ardorosos ataques realizados. A estos proyectos y esperanzas por parte del Bey Mohamed el Kebir y la comunidad argelina, venidos para hacer el ribāt en Ifri y en los alrededores cerca de Orán, nuestro autor Al Dahāwi expresa su sensibilidad escribiendo con coherencia. Ordena y organiza sus datos siguiendo una metodología basada en sus conocimientos de jurisconsulto y de sus variadas y abundantes lecturas. Esta descripción arroja luz sobre los hechos y acontecimientos registrados en su diario durante la campaña de asedio que duró más de un año. Deseaba dar al relato un carácter episódico, relatando mes tras mes, todo lo que se movía, todo lo que se dijo y todo lo que se deshizo en Orán y sus alrededores. El texto que va a seguir es la descripción de esos momentos vividos, de los cuales vamos a extractar los más importantes aquí. Para nuestro estudio del manuscrito, hemos seleccionado, unas crónicas mensuales presentadas por el autor, los puntos principales tal como las fechas, las etapas (ciudades, pueblos, regiones) y campamentos del Bey, su correspondencia, sus tomas de decisión, armamento y artillería empleados, las diversas tribus que participaron, la vida de los soldados españoles, los acontecimientos de logística y otros detalles importantes. A continuación resumimos los apuntes tomados por El Dahāwi durante el asedio, y completados justo después de la liberación de Orán.
Inmediatamente después del desastre causado por el terremoto3, la salida de Mascara hacia Orán se decidió por el bey Mohamed el Kebir el lunes, que coincidió con el 1 de Safar4, donde una fuerte convicción religiosa reinaba. La marcha se realizó desde Mascara hasta Ued El Hamam5 donde fue establecido un campamento donde se celebran fiestas esa primera noche, aunque se siente una de las réplicas del terremoto. Luego, las tropas partieron al amanecer del martes a 2 de safar hacia Sig y una segunda parada tuvo lugar al oeste de Ued Tlélat6 Esta pausa permitió a las tribus vecinas sumarse a la empresa para continuar su camino hacia Orán. El bey, al llegar a la ciudad, se instaló en la llanura al este de las murallas de Orán, envió a sus hombres a reconocer el terreno y recabar información. Se dirigieron por la meseta y demás alturas para observar la destrucción de la ciudad y que hacían los maltrechos defensores cristianos. El bey Envió mensajeros para informar y reunir a la gente del campo y las ciudades para el ŷihād contra los infieles. Las tribus fueron llegando al campamento y trajeron fajina y otras vituallas necesarias para mantener el sitio. Con sus aportes de trigo y cebada abastecieron al campo de comida y forraje.
Por la noche, el bey envió a un grupo de su ejército que dispararan a los españoles para asustarlos y conocer la resistencia que hacían al asedio musulmán. Otras explosiones, cerca de la medianoche, fueron oídas. Los jardines y las pocas casas situadas en las afueras de la ciudad fueron saqueados. A estas acciones, el bey alienta y recompensa a todo hombre que traiga leña de los árboles de las cercanías de la ciudad, la madera y chatarra de puertas de las casas destruidas, clavos y madera para fabricar escaleras. Otro temblor se sintió, apreciado también por el autor, durante la segunda noche. No hay ninguna información sobre los españoles vivos : la única noticia fidedigna era el número excesivo de edificios y construcciones dañadas, muchos muertos, y el resto de los sobrevivientes vivían con temor.
Un correo llegó de Mazalquivir e informa al bey de que el gobernador de la plaza de Orán, la mayoría de los miembros de su familia y su séquito murieron y que la población fue casi diezmada, salvándose mayoritariamente aquellos que residían o hacían su servicio en los fuertes7 Una gran alegría fue experimentada por los musulmanes en esta situación, quienes suspiraban por que llegara el momento de encontrar ocasión propicia, como ésta, para apoderarse de Orán. El autor señala que la desgracia de uno es la felicidad de los demás.
El intento de sacar al enemigo fuera de la plaza fue un fracaso, ya que fueron acciones infructuosas, al estar los soldados cristianos atrincherados y bien protegidos tras las murallas. Así que al día siguiente, a pesar de los consejos de sus huestes, que estaban listos por realizar un ataque y aprovecharse del desconcierto que había causado el terremoto. El bey pensaba que primero había que intentar practicar una brecha en las murallas, así ordenó de poner en batería los cañones traídos por él. El bey, presionado por las poblaciones musulmanas de lanzar el último asalto, les aseguró que la ciudad con sus murallas intactas era difícil de tomar. Escribió entonces al Dey de Argel solicitándole permiso oficial para atacar al enemigo y reclamarle el material adecuado del sitio. Esperando la respuesta por parte del Dey, el bey no cejaba en su empeño, al contrario insistía con la tenacidad propia de su naturaleza guerrera. Nunca se cansaba de la lucha, estableció sus baterías en un punto que dominaba el castillo de San Fernando en el espacio entre el Borŷ el ŷedid y el Borŷ el Ayūn, Torre del Agua8, y finalmente en lo alto del Maïda9
El autor señala que el bey quería lograr la misma hazaña como el bey Buchlāghem en 1708, adaptando su estrategia. Sin embargo, cañones y morteros eran de corto calibre y no alcanzaban las murallas del enemigo. Durante la espera de la respuesta de la Regencia, que duró cinco días, los soldados españoles se estaban recuperando y organizando mejor su defensa. La respuesta del Dey llegó rápidamente10, aunque era una respuesta un tanto ambigua, y cuyo texto original es :
إنا فرحنا بما بشرتنا به من هد كورة الكفرة عليهم وإرجاف الزلزلة بهم أشد الفرح وقد اتسع الصدر بذلك و انشرح وشمر ساعد الجد لأن تبشرنا ببشارة أخرى الله يرزقك عليهم ظهورا و نصرا وما شاورتنا عليه من إرادتك الصدمة على الكفرة اللئام الفجرة فأمر ذلك إليك ونظرك أوسع فيما لديك واحتفظ بنفسك أن تدخل مهيع اللقاء و تخاطر بنفسك عند النزال والالتقاء فإنا نناشدك الله في نفسك ونريد بقاءك لنستمد من أنوار قبسك واحتفظ بالمسلمين أن تلقيهم في مهيع الردى وتدبر في يومك ما يصبح غدا11.
Es con placer recibimos la buena noticia que nos anunció que la ciudad de los infieles se derrumbó sobre ellos y que el terremoto les sacudió con fuerza. Esto nos colmó de alegría y nos hizo sentir un ancho y gran alivio. Póngase atrevidamente a la obra en fin de anunciarnos pronto buenas noticias. Dios te conceda el alivio y la victoria en contra de ellos. Nos pide consejo relativo al deseo de atacar a los infieles pérfidos e innobles ; este asunto depende de usted y que está en mejores condiciones que nadie para juzgar la situación ante la cual está usted. Tenga cuidado, sin embargo, a mezclarse con los combatientes y exponer su vida en el momento del encuentro y el combate. Le pedimos en nombre de Dios para pensar en su persona, porque queremos mantener su vida con el fin de beneficiarse de las luces de su inteligencia. Asimismo, asegúrese de no exponer innecesariamente la vida de los musulmanes y asegúrese de que usted se prepara todos los días a lo que le va a ocurrir mañana.12
Se envió una orden por el Bey a Mostaganem y Tlemcen para entregar cualquier equipo de asedio, y más bastimentos que se encontraban en los almacenes de Sig y Arbal13 Por lo accidentado del terreno por el que se debían mandar los suministros se cargaron las municiones, cañones y pertrechos a lomos de camellos, todo ellos por la falta de carreteras, carros no aptos para maquinaria pesada, incluyendo dos grandes cañones de Tlemcen. Además, el material que se mandaba era parcialmente defectuoso, lo que permitió a los españoles recibir refuerzos de su país. Al Dahāwi nota que la larga espera del equipo pesado de asedio, cañones y morteros que se trajo de las ciudades mencionadas anteriormente, se considera un obstáculo para la toma de Orán por el bey, y perdió la oportunidad de tener éxito y liberar Orán, lo que ofrecía una oportunidad a los españoles, tomando ventaja de este retraso para recibir alimentos y ayuda de emergencia en barcos, para organizarse mejor y así fortalecer su defensa14 Después de los últimos actos de vigor en relación con la seguridad de las relaciones entre Argel y Orán, el bey recibió, el 16 de este mes, la siguiente carta del Dey de la cual reproducimos el texto original :
إن النصارى شتت الله شملهم و بدد قولهم و فعلهم قد أجابوك لما طلبت ووافقوك على ما رغبت و هاهم سلموا لك في مدينة وهران و المرسى على أن تنفس عنهم في وهران أربعة أشهر و ستة أشهر في المرسى لأجل حمل أثقالهم و أهلهم و أموالهم التي استجدوها بعد دخول وهران تحت أيديهم و أما آلات الحرب التي وجدوها بوهران حين سلبوها من أيدي الترك في غابر الزمان فلا يأخذون منها شيئا و لا يرتفقون منها ظلا و لا قيما و قد أجبناهم لذلك ووافقناهم على ما هنالك كما أجبناهم لتسريح خمسة اسارى مما بأيدينا من ممالك النصارى و ترى بعض اساريهم عندك فلابد أن تسرحهم في جاهنا و عملا بخواطرنا و تراهم طلبوا منا آن نخصهم بالتجارة في مرساهم المذكورة بحيث لا يدخلها تاجر غيرهم ألا بإذنهم و إن نتركهم ينفقون من أرضنا سبعة ألاف صاع من الحب كل سنة بسعرنا فأجبناهم لذلك على أن يودوا لنا كل سنة أثنى عشرا لف ريال كبيرة جزية صلحية و لذلك وافقناهم في مطالبهم المذكورة و تراهم أيضا يطلبون منك أن تنفس عنهم في الحصار و تؤخر جيوشك المرابطين عنهم في الليل و النهار فلابد أن ترفق بهم في ذلك و تساعدهم على ما هنالك حتى ينقضي اجلهم و ينقطع أملهم و السلام عليك .
Los cristianos, ¡Dios esparce su comunidad y la impotencia afecta a sus palabras y acciones ! Respondieron y dicen que aceptan lo que pidió y están de acuerdo con usted en sus deseos expresos. Le entregan las dos ciudades de Orán y Mazalquivir, a condición sin embargo, que les acuerde una tregua de cuatro meses para Orán y seis meses para Mazalquivir a fin de que tengan tiempo para llevar a sus familias a preparar su equipaje y todos los bienes adquiridos por ellos desde que Orán cayó en sus manos. En cuanto a las máquinas de guerra que encontraron en Orán, o que arrebataron a los turcos, en el período ya lejano, no guardan nada y no obtendrían ningún beneficio. Aceptamos estas condiciones y aprobamos todo esto, por lo tanto hemos aceptado para liberar a cinco prisioneros cristianos que nosotros tenemos entre nuestras manos. También los prisioneros guardados en su posesión ; usted los hará libres, por respeto y para complacer a nosotros. Me pidieron de conceder a España el derecho exclusivo del comercio por dichas plazas, y que ningún comerciante, a que no hayan autorizado, se admitirá a tomar parte. Incluso nos pidieron dejarles exportar cada año 7000 medidas de grano al precio para los musulmanes. Se les habían otorgado estos beneficios siempre que estén dispuestos de pagar cada año la suma de doce mil reales, como contribución a la paz, y es por eso que hemos adherido a las peticiones formuladas anteriormente. Los españoles le piden aún, que deje el bloqueo de Orán y alejar de ellos sus tropas de día y noche, que vigilan los accesos a la plaza. Hay que acordarles estas facilidades y ofrecerles toda libertad, hasta que expire el plazo, y luego no van a tener nada que esperar. Y que la paz sea con ustedes.15
A partir de ese momento, los hechos que a continuación se describen sin distinción de los meses y serán posteriores a Muharrám, y la metodología adoptada anteriormente por el autor no fue aplicada. Esto puede ser debido a la importancia de los preparativos para la celebración después de la entrega inminente de los españoles concretada esta vez por el Tratado de Paz. Los españoles ya habían emprendido el embarque de su equipaje en sus buques16 La entrada solemne del bey Mohamed el Kebir en Orán se hizo en la mañana del 4 de raŷab, correspondiente al 27 de febrero de 1792. Este cuarto asedio que duró 211 días, se terminó a principios de este mes de Raŷab de 1206, exactamente el 4 de Raŷab, el día donde los españoles salieron definitivamente de las dos plazas. Al concluir su obra, el autor reproduce uno de los poemas que empezó en honor a la liberación de Orán, y añade que es a petición del bey escribió su crónica que fue terminada en su totalidad el 23 de Chabān de 1207 que corresponde al 05 de abril de 179317 Los principales jefes del ribāt (desde el mes de Rabi Al Tānī 1205) ocupaban varias responsabilidades : organización, censo de los hombres y armas, operaciones de distribución de víveres, de municiones (balas y pólvora) y dinero, y entre ellos estaba el enviado especial y su acompañador para la compra de las armas en Gibraltar. El asedio inmutable de Orán, establecido por el bey y aplicado duramente por sus contingentes de talaba desde los primeros días de octubre de 1790, período difícil y dolorosa para los españoles de la plaza, llevó según los diferentes giros de la situación a varios asedios. Hemos resumido así las acciones y los acontecimientos experimentados por las dos partes involucradas en el conflicto, y pensamos que, para una mejor comprensión de los hechos, fraccionar el bloqueo en cuatro asedios importantes cuyos periodos se presenta en la tabla siguiente.
Sitio |
Número de días |
Período |
Observaciones |
Sitio 1 |
18 |
12 al 27 octubre 1790 |
« Toma de contacto » ; poco de empeño ; relación de fuerzas desigual. |
Sitio 2 |
159 |
27 octubre al 4 de abril de 1791 |
Organización militar y espiritual del ribāt en Ifri ; escaramuzas sin interés ; |
Sitio 3 |
118 |
5 de abril al 31 de julio 1791 |
Verdadero bloqueo ; ataques intrépidos pero sin éxito ; dos armisticios (al principio y al final) |
Sitio 4 |
211 |
1 de agosto al 27 de febrero de 1792 |
Negociaciones para una convención de liberación de ambas plazas. Retirada de las tropas musulmana ; periodo largo y tranquilo que lleva por la liberación o entrega de ambas plazas. |
Sitio total |
506 |
Tabla 1 : Los diferentes asedios
Hemos dividido el bloqueo de Orán en cuatro asedios, cada uno con diferentes características y duración. Exponemos un breve análisis de la evolución organizacional y militar de este sitio de 506 días.
El primer asedio se puede considerar como una prueba dada su corta duración de 18 días y el débil compromiso de las tropas de ambos lados : no había realmente una estrategia en sí misma, y el material de guerra que faltaba mucho ; los españoles estaban ocupados a organizarse y recuperar su fuerza después del terremoto.
Aparte de algunos ataques sin éxito, el segundo asedio está relativo a la logística y la organización seria de un verdadero ribāt además del ejercicio y desarrollo de la espiritualidad de oración, a la espera de combatir, con su persona y arma ; mediante el fortalecimiento de los componentes humanos de los talaba y de las tribus del vecindario, el bey continuaba también intensamente sus preparativos, como la preparación de caminos para subir la artillería a la montaña del Murŷāŷū, el bey también acumulaba material de guerra para un ataque fuerte.
El tercer cerco se refiere a un compromiso con las tribus de los Duaïr, los Zmāla y abid Gueraba apoyado por contingentes de soldados turcos venidos de Tlemcen y Argel, usaban una estrategia de guerra con armas más adecuadas. Esto demuestra muy bien la importancia de esta tercera fase que fue más decisiva en la entrega de ambas plazas.
De hecho, este cuarto sitio no tiene necesidad de existir necesariamente porque su configuración humana era diferente de las anteriores y se reducía a algunos puntos de vigilancia ocupados por muy pocos hombres : que coincidió con el regreso de los soldados turcos y el retiro de una gran parte de las tropas de las tribus vecinas. Esto nos lleva a decir que su duración se estima en alrededor de un mes y medio, o 46 días, si nos referimos a la carta recibida por el bey de Argel el 15 de septiembre de 1791 que estipula la aplicación del tratado de paz definitivo, pidiéndole que retirara su parte los hombres de las murallas de Orán. Pero ya que las convicciones de los musulmanes eran las mismas que el día siguiente del terremoto y una parte delegada por orden del Bey no se había detenido por completo de vigilar los alrededores cercanos de Orán, y los españoles estaban todavía en la ciudad, hemos considerado esta parte como un cuarto asedio final que desembocó así en la fecha de entrada del bey y sus tropas en Orán.
Conclusión
Gran amigo ferviente de las Letras y apasionado en todo lo que concierne la religión, poseyendo una biblioteca bastante rica, el bey Mohamed el-Kebir alentó a todos los sabios y poetas de su tiempo y secretarios de sobresalir en su arte de escribir. Fue a él a quien nuestro autor dedicó sus dos obras sobre la liberación de Orán y sobre la distribución de las riquezas mediante el desarrollo del concepto de mulk (propiedad personal), desde un punto de vista jurídico. Pero como el propio manuscrito sugiere, casi en todas las páginas, que el Bey, se llevó el título de gran liberador, los demás beyes y califas habiendo llevado sólo un título competido a la administración otomana. Este reconocimiento y designación popular, colocados en la esfera religiosa, hizo que el bey y el pueblo del Beylik del Oeste se aceptaran mutualmente y convergieran hacia una situación de complementariedad transparente y eficaz contra el ocupante español. Esta reflexión indica que el bey no pisoteaba los requisitos de la ley islámica y no actuaba como gobernador tiránico.
Los antiguos sabios, reconocidos por ser autores de manuscritos de valor universal, por su acción buscaban vincular el presente real con la herencia teológica y científica para adaptarlo al espíritu y el alma de la religión para evitar toda desestabilización de las creencias o lo que fuera desequilibrio de los valores humanos generales. En la misma línea Sadalah (2007) dice que es una de las características particulares de grandes civilizaciones para la cual es necesario tener en cuenta la participación de los pensadores musulmanes, en todas partes de la tierra del Islam, impulsados por su fe para escribir, compilar documentos, para definir el saber, a orientar e interpretar el pensamiento universal. Estos pensadores y sabios buscaban sus informaciones e instrucciones en las diversas ciencias de la antigüedad, así como en las más variadas disciplinas, para completar el cuadro de la concepción científica de la civilización (p.177).
Más hábiles que el sistema cristiano, español y francés, y con la asistencia de los jurisconsultos argelinos, los gobernadores otomanos, supieron inteligentemente utilizar, según sus deseos, los principios de la ley islámica e interpretar la doctrina de las escuelas Hanafiya y shāfiʻiya. Así, crearon una jurisprudencia que justifica sus métodos de gobierno, sin embargo de una ortodoxia muy contestable en la mayoría de las cuestiones relacionadas con los países conquistados. Argelia otomana, a pesar de no someterse a sus acciones tan directamente como Egipto o Siria, se escapó parcialmente, encontraron a juristas para demostrar la legalidad de sus acciones arbitrarias, inventando el « derecho de Majzén » independiente de la ley. Por el valor intrínseco de estas obras, la vida literaria del jurisconsulto Al Dahāwi, pasada junto al bey Mohamed el-Kebir, refleja el modelo perfecto de realeza de estos manuales de derecho.
Dozy (1848) haciendo un paralelismo con los autores que escribieron la historia de España durante la época de los príncipes omeyas, se argumenta que los autores del siglo XVIII vivieron casi la misma como secretarios, poetas o cronistas protegidos y pagados por el bey, pero no estaban sujetos a la censura más rígida cuando dedicaban sus crónicas. Sin embargo, estaban guiados y no les estaba permitido de inscribir las revueltas sin cierta objetividad, siempre a favor de la autoridad y la gloria del bey. En una sociedad organizada al igual que la de los árabes y apoyada por los turcos, era casi imposible escribir una historia imparcial. El hombre no tenía una existencia separada, no era un individuo aislado, un conjunto, formaba parte de un todo, y este todo era su familia, su tribu (pp. 16-23).
Mientras los árabes conservaron el principio vital de su propia nacionalidad, cada uno de sus cronistas escribía la historia desde el punto de vista de su tribu y para glorificar a sus beneficiarios. Lo que les interesa es la historia del pueblo, el estado de la sociedad, el movimiento de la vida pública, las guerras con el enemigo, las agitaciones y el desarrollo del poder y de la libertad, pero es también la historia muy personal de los gobernadores. Las obras se registran a veces como crónicas de corte, pero también como registros del beylik, donde se listan, con mucho cuidado todo tipo de actividades. Hombres de letras, estos cronistas registran también la muerte de los teólogos, escritores, y a menudo proporcionan informaciones útiles para la historia de la literatura : así se escribió a través de la historia del personaje del bey, la historia de la nación. La cultura documental surge principalmente de las funciones del Estado (percepción de impuestos, pago de estipendios a los miembros del ejército, obras públicas, etc.), el caso de Al Dahāwi, que compuso su obra, a partir de sus notas cogidas en el ribāt, en la cual dedicó un apartado a la organización militar del ribāt y su gestión, el pago de sueldos a los jefes y talaba del sitio.
La experiencia emotiva vivida por Al Dahāwi y sus contemporáneos, de los ataques repetidos y el asedio permanente emprendido por el bey Mohamed el Kebir y sus tropas ayudados por los talaba, hizo que nuestro autor acogió el gran evento milagroso con todas sus emociones religiosas. Creemos que todo esto influyó mucho al autor, que escribió su obra con un cierto grado de subjetividad en cuanto a los hechos históricos, pero sin exagerar en el uso de adjetivos para alabar al bey, con un compromiso prudente para no omitir citar los detalles históricos relativos a esta liberación. Este análisis del discurso de nuestro autor no permite notificar que notamos la existencia de un cierto rigor y metodología para la redacción de dicha obra en relación con sus contemporáneos y también el manuscrito contiene mucha información y diversa que se dedica a la descripción, en detalle, de la historia de Orán hasta el Siglo XVIII ; sus alrededores, así como sus diversas tribus vecinas.
El entusiasmo o el frenesí de algunos autores que vemos en este fin de siglo para narrar la historia nacional, ha llevado a la necesidad de una posición del escritor a favor o en contra de su uso (la participación del autor y profundo compromiso con la producción de la aceptación de la escritura de la memoria histórica). En este trabajo se parece más un trabajo de reconstrucción en la medida donde el pasado libre del autor, rico y tumultuoso de Al Dahāwi condiciona su manera de ser y de escribir. El tema que lo anima e inspira más es el odio a los infieles y admiración por la guerra santa.